La vida es lo más sagrado que hay. El derecho a la vida es un derecho civil que le corresponde a todo ser humano, sin importar dónde esté, la religión que profese, la ideología política que defienda, la raza, el género al cual pertenezca, o el estrato social donde viva.
Usted y yo tenemos derecho a la vida, y corresponde a cualquier Estado o gobierno hacer lo necesario para preservarla. Pero ante la declaratoria del coronavirus Covid-19 como pandemia por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), ese derecho a la vida también debe ser salvaguardado por nosotros mismos, como ciudadanos de este planeta, como individuos capaces de entender la magnitud de la calamidad.
Hoy quiero aprovechar estas líneas para tratar de llegar a lo más hondo del corazón de los venezolanos, para hacerles entender que ante esta enfermedad que se ha cobrado la vida de más de 6 mil personas en todo el mundo, todos somos responsables de todos. No podemos, bajo ningún concepto, esperar que el desgobierno de Nicolás Maduro nos proteja a sabiendas del deplorable estado en que se encuentra el sistema de salud público venezolano.
Países altamente desarrollados, con sistemas sanitarios modelo como Italia y España, han recibido un duro golpe con esta enfermedad. La Unión Europea toda fue sorprendida por la rapidez con la que se extiende, lo cual llevó a varios países a cerrar sus fronteras.
China – donde se reportaron los primeros casos del Covid-19 a finales del año pasado y hasta la fecha totaliza 81.011 casos y 3.217 muertes –, ha adoptado medidas drásticas desde confinar a cualquier sospechoso de portar el virus; construir en tiempo récord hospitales para enclaustrar a los enfermos e incluso a pacientes asintomáticos; cerrar fronteras de la provincia donde se originó el mal; y decretar toque de queda para evitar que los ciudadanos se desplazaran libremente. De alguna manera tenían que cercar al coronavirus y quebrar su cadena de contaminación.
En lo que respecta a Venezuela, sospechamos que esta gripe virulenta entró hace algunas semanas atrás, y que el desgobierno de Nicolás Maduro optó por callar hasta que se enfrentó a una peligrosa realidad. Exponer de manera innecesaria a una población que lleva por lo menos ocho años batallando con el hambre, la pobreza y el colapso de los servicios básicos, en medio de un conflicto político sin precedentes, no sería rentable para sus aspiraciones de retomar el control de la Asamblea Nacional. No obstante, se trata de una simple presunción.
Lo que sí es cierto, es que el sistema público de salud venezolano no está en capacidad de atender los casos de coronavirus. Ni siquiera los 46 hospitales centinelas habilitados para atender a los portadores del Covid-19. La mayoría de ellos carece de cosas tan elementales como el suministro de agua potable y electricidad; el personal médico y de enfermería no cuenta con las medidas mínimas de seguridad para evitar el contagio, toda vez que no han recibido guantes, tapabocas, batas y otros insumos exigidos para manejar la situación.
La mayor cantidad de recursos asignados para la construcción y dotación de hospitales en todo el país, se perdió en el maremágnum de corrupción en el que está sumergida la revolución bolivariana socialista del siglo XXI.
El mundo entero, Venezuela entera, quedaron al desnudo frente a esta pandemia, frente a la virulencia de esta gripe.
Si el derecho a la vida no se respeta porque el sujeto al que se le concede está muerto, no tiene sentido entonces garantizar otros derechos como el de la propiedad, la religión o la cultura. En Venezuela se han gastado miles de millones de dólares en la compra de armamento militar imaginando guerras interminables con enemigos inmateriales y resulta que el enemigo llegó en versión microscópica.
No tenemos la capacidad de responder al Covid-19 como lo hizo la muy desarrollada Corea del Sur, que no solamente invirtió todos sus esfuerzos para poner en práctica un agresivo plan para hacer test de detección del virus entre quienes manifestaban los síntomas y todo el que haya estado en contacto directo con casos confirmados – pruebas que llegaron a superar las 15 mil diarias –, sino que también contó con el apoyo incondicional de su población. La diferencia en el triunfo de Corea del Sur sobre el Covid-19 no solamente estuvo en la actitud de su gobierno, sino en el comportamiento de sus ciudadanos.
Hoy a los venezolanos se nos pide quedarnos en nuestras casas, respetar la cuarentena nacional decretada, salir para lo estrictamente necesario, cumplir con las recomendaciones que dan instituciones como la Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud para evitar el contagio, y así y todo las desechamos, creyendo que no nos va a pasar nada.
En estas horas aciagas es momento de asumir nuestra responsabilidad con nosotros mismos, con nuestras familias, con nuestros vecinos, nuestros amigos, con Venezuela. Contaminarte y contaminar a otros no tiene sentido, especialmente en un país donde la mayoría de la población está desnutrida o subalimentada y es blanco fácil de infecciones por su misma vulnerabilidad.
La vida es lo más sagrado. No te expongas ni expongas de manera innecesaria a tus seres queridos. Acata la cuarentena nacional, intenta cumplir con el lavado adecuado de manos con agua y jabón, cúbrete nariz y boca si vas a salir, protege a los niños y a los adultos mayores de 70 años. Resguarda a las generaciones futuras.
El Estado venezolano no tiene cómo cuidarnos, así que la tarea es nuestra. Asumamos el Covid-19 con la responsabilidad que amerita el caso. Esto no es juego, tampoco se trata de decidir quién ostenta o no el poder o a quién corresponde tomar o no las decisiones de Estado. Acá lo más sagrado es la vida de cada uno de nosotros y hoy pende de un hilo.
Mientras culmino estas líneas, siendo martes 17 de marzo de 2020 a las 9:50 de la noche, ya el coronavirus se ha cobrado la vida de 7.165 personas en todo el mundo. Y las autoridades sanitarias confirman la cifra de 196.168 contagios (incluidos los 36 casos venezolanos) en 162 países.
¡No nos convirtamos en una estadística más!
@griseldareyesq