Por cuarto día consecutivo, Colombia dio paso por el puente internacional Simón Bolívar a los grupos de venezolanos que se encontraban esperando por el restablecimiento de esta medida en La Parada, en Colombia.
Por Jonathan Maldonado / lanacionweb.com
Muchos de estos ciudadanos cruzaron por los caminos verdes hacia Colombia y, tras hacer compras de alimentos y demás productos de primera necesidad, se dirigieron a la cercanías del tramo binacional con el propósito de regresar por esta vía.
La medida humanitaria se ha registrado desde el pasado sábado, día en el que Colombia decidió cerrar los puentes para evitar la propagación del coronavirus, país que, hasta la fecha, ha sumado 65 infectados. Venezuela lleva 33 casos.
Al arribar a San Antonio del Táchira, estos ciudadanos se tropiezan con un escaso servicio de transporte. Los carritos por puesto están cobran 50.000 pesos por persona para trasladarlos a la ciudad de San Cristóbal.
“Me parece un abuso. Pero qué hago, quedarme acá sería arriesgarme a no subir, ya que no he visto unidades habilitadas para San Cristóbal”, dijo Cecilia Uzcátegui, minutos antes de acceder a pagar la cifra que cobran los conductores.
“Este lunes logré pasar por las trochas hacia Colombia. Me quedé en casa de un amigo y hoy estoy regresando a Venezuela”, subrayó mientras le terminaba de pagar al “lomotaxi” que le prestó el servicio de traslado de la mercancía.
Rezagados a la espera
Quienes no tenían el dinero para pagar el carro por puesto, se dirigieron a la Redoma del Cementerio con el propósito de esperar unidades de transporte público. A la 1:00 p.m., los que se hallaban desde tempranas horas de la mañana, aún no habían resuelto su traslado.
Petra García había retornado este lunes de Colombia por la trocha. En vista de la hora, decidió pagar una habitación para no dormir a la intemperie. “Llegué temprano (este martes) a la Redoma del Cementerio y aún no hemos podido salir”, lamentó.
“Estoy al tanto de las medias, pero solo le pido a las autoridades que nos habiliten carros para irnos a nuestros hogares. En mi caso, solo tengo el dinero del pasaje, no me queda más”, señaló quien vive en la capital de la región andina.