¿El sector de las telecomunicaciones será otro escenario de confrontación entre el régimen y el presidente interino Juan Guaidó?, ¿el espionaje también es buena práctica para algunos diputados que apoyan a Luis Parra?, ¿si el régimen se esfuerza tanto por presentar a Luis Parra y sus cómplices como “de oposición”, por qué la opinión pública los identifica como maduristas?, ¿qué habría pasado si la AN hubiera mostrado el expediente de corrupción de quienes hoy tratan de hacerse del control del Parlamento por vías írritas?, ¿será la administración Trump la que primero sancione a los integrantes de la directiva de facto de la AN?, ¿por qué las presiones de Rusia podrían estar detrás de la estrategia del régimen de querer nombrar por asalto una “directiva a favor” en la AN?
Por lagranaldea.com
Presionan los titanes
Luego de lo ocurrido en la Asamblea Nacional (AN) este 5 de enero, las posturas de Washington y Moscú ponen en evidencia la magnitud de los hechos y algunos trasfondos. El Departamento de Estado de EE.UU. ya comenzó a solicitar información sobre los principales diputados que lideraron la toma de la AN, como Luis Parra, Franklyn Duarte y José Gregorio Noriega, para sancionarlos, y también levanta información sobre sus familiares y socios. En una primera etapa se espera la suspensión de visas para los que sean identificados; pero no se descartan medidas adicionales. Rusia, por su parte, se limitó a señalar que la elección de la directiva que preside Luis Parra fue democrática, con lo cual le dio su reconocimiento, lo cual es clave porque a comienzos de enero el viceministro de Finanzas ruso, Sergei Storchak, dijo esperar que Juan Guaidó no fuera reelecto presidente de la AN para que su país pudiera comenzar a asistir a Nicolás Maduro a salir de la crisis económica, con énfasis en el sector petrolero. Específicamente se quejó de que algunos cambios no se habían hecho porque debían pasar por el Parlamento. “Creo que la situación comenzará a cambiar a mediados de enero”, aseguró Storchak. No hay que olvidar los grandes intereses de Rusia en el sector petrolero venezolano, especialmente a través de Rosneft.
¿Y qué pasó con las investigaciones de la AN?
Cuando a inicios de diciembre se hicieron públicos documentos y fotos que ponían en evidencia la participación de varios diputados opositores, liderados por Luis Parra, en una red para lavarle la cara a Alex Saab, sus socios y empresas, de inmediato los partidos políticos abrieron investigaciones disciplinarias y hasta hubo algunas expulsiones. Pero más allá de lo que fue la gestión interna de cada organización política, Juan Guaidó anunció que la Asamblea Nacional (AN) haría investigaciones de fondo. Al frente de esta misión quedó Edgar Zambrano, para entonces primer vicepresidente de la AN, quien el 4 de diciembre dijo que comenzaría la auditoría de todos los actos adelantados por los parlamentarios involucrados en diversas instancias del Legislativo. La promesa de Zambrano, al frente de la comisión especial investigadora, fue que para el 18 de diciembre se haría público el informe con los resultados de tales indagatorias. Hasta la fecha poco o nada se sabe de sus gestiones. Era un período crítico, donde puertas adentro de la AN no sólo había que lidiar con la persecución judicial de sus miembros, el desencanto popular ante los escándalos de corrupción y la compra de voluntades, a punta de “maletinazos” con dólares en efectivo, para robarle votos a Guaidó, lo que pudo haber incidido en el “retraso” de las investigaciones, ya sea porque la atención estaba en otra parte, porque se intentaba negociar con los disidentes o porque se intentaba evitar que los males escalaran. Sin embargo, ahora cabe preguntarse ¿qué habría pasado si en efecto la AN hubiera mostrado el expediente de corrupción de quienes hoy tratan de hacerse del control del Parlamento por vías írritas?
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