Carlos Ochoa: La República de Venezuela

Carlos Ochoa: La República de Venezuela

La resaca que nos ha dejado la crisis del 2019 en casi todos los ámbitos de la vida a los venezolanos no se nos pasa con una sal de fruta, una sopita ni nada. El 2020 se inicia con una calma chicha de pronóstico reservado, Maduro, sus asesores rusos, cubanos y chinos han pasado a una ofensiva por el único bastión institucional que se le resiste, utilizando todas las estrategias sucias que se puedan imaginar para impedir la reelección de Juan Guaidó en la Presidencia de la Asamblea Nacional.

Por su parte la oposición democrática ha resistido las inhabilitaciones, la persecución, criminalización y encarcelamiento de diputados, ha denunciado los maletinazos de dólares para comprar la voluntad de algunos y está en permanente alerta con las trampas que arman en Miraflores, el TSJ y Fuerte Tiuna para implicar a Guaidó en delitos fantasmas que lo pongan al alcance de la mano fascista del gobierno y las instituciones que controla a su antojo, sin contraloría ni cortapisas de ninguna naturaleza como sucede en los regímenes no democráticos.





La batalla por la Asamblea Nacional plantea una interrogante que debe responderse, en 2019 cuando se eligió al diputado Guaidó como Presidente también se le designó Presidente provisional de la República, logrando el reconocimiento de Presidente encargado por más de 60 países, entre ellos las democracias más importantes y representativas del planeta. A pocas horas de una eventual ratificación en el cargo de Presidente de la Asamblea y de Presidente encargado de la República, la pregunta a responder es si Venezuela se ha convertido en una República Parlamentaria de hecho, dado que el Presidente Guaidó designa embajadores, funcionarios y controla en el exterior el manejo de importantes empresas del estado. Si la respuesta es afirmativa entonces Guaidó como Presidente es el gobierno de transición y no se requiere convocar elecciones presidenciales ya que en una República Parlamentaria el Presidente lo elige la mayoría, en acuerdo o coalición sino logra una mayoría propia una agrupación política.

Esta salida dejaría colgado de la brocha a Maduro y a otros que tendrían que ganarse una curul, un escaño, para aspirar a dirigir los destinos del país.

Ya sabemos que Venezuela es un país presidencialista y que nuestros políticos tienen en su ADN la ambición de portar la banda presidencial y que les toquen el himno Nacional, pero vale la pena analizar en este momento de la historia si a Venezuela le convendría una república parlamentaria más que una presidencialista, de hecho ya lo somos y nadie quiere enterarse, el Presidente Guaidó podría hacer una revolución de verdad consultando al poder soberano del pueblo preguntando si está de acuerdo o no con la instauración constitucional de una república parlamentaria y retornar a la bicameralidad para darle más representación a las regiones con un senado de donde podría salir electo un senador con funciones diplomáticas de Presidente como existe en otros países.

El primer paso está dado, si los venezolanos y las más importantes democracias del mundo reconocen a Guaidó como Presidente de la República, lo que falta es informar, creerse de verdad que la Presidencia de Guaidó no es una ilusión y pasar a la ofensiva estratégica con una jugada maestra que enterraría el mesianismo y caudillismo presidencialista que nos ha dividido brutalmente en estos últimos 20 años.