Un grupo de arqueólogos chinos encontró en un cementerio neolítico, que data de entre el 3300 y el 2900 a.C., un insólito esqueleto y pudieron diagnosticarle una patología que es “extremadamente rara” hoy en día. Sería un caso de displasia esquelética, que retarda el desarrollo de los huesos largos y altera sus proporciones, provocando enanismo.
Los citados restos fueron hallados en un sitio arqueológico, ubicado a orillas del río Amarillo en la provincia china de Henan. Los científicos prestaron atención a una característica que distinguía al esqueleto en cuestión del resto del grupo: tenía los brazos puestos por debajo de la espalda, mientras que a los demás se los habían colocado sobre el cuerpo.
Todos los huesos largos del hombre, que murió cuando tenía unos 35 años, no llegaron a desarrollarse por completo (osteogénesis imperfecta). Además de las cortas extremidades, les faltaba la fusión del tejido poroso de epífisis, en ambos extremos de esta clase de huesos. Los científicos recogen el conjunto de datos recabados en un artículo que la revista International Journal of Paleopathology publicará en su versión impresa en marzo próximo.
En la actualidad, esta clase de osteogénesis imperfecta tiene una incidencia de 0,64 casos por cada 10.000 nacimientos. Es una variedad no letal de dicha displasia, que tiene su origen en un defecto posnatal de la hipófisis o la tiroides. Ambas glándulas dirigen la excreción hormonal y, una vez afectadas, este proceso altera tanto el crecimiento óseo y la función cardíaca como el desarrollo cognitivo.
Aceptación del enanismo
Del diagnóstico de la enfermedad, a partir del conocimiento moderno de la medicina y la anatomía, los investigadores pasaron a las conjeturas sobre posibles implicaciones sociales para la persona enferma y la comunidad a la que pertenecía. El ciclo de vida, el contexto del entierro y otros detalles les permitió sacar algunas ideas sobre la percepción social de la diferencia individual.
En particular, los autores estiman que el individuo desenterrado requirió cierto “apoyo de otros miembros de la comunidad” para sobrevivir. Por otro lado, el conocimiento de los textos históricos del siglo II a. C. (muy posteriores al entierro) muestra que las personas con enanismo “eran vistas como ajenas” por el resto de la sociedad.
En un comentario ofrecido a la revista Forbes la semana pasada, el coautor del estudio, Sian Halcrow, destacó la importancia de “reconocer que la discapacidad y la diferencia se pueden encontrar en el pasado” y que “no necesariamente tenían connotaciones negativas sociales o culturales”. Quienes padecían enanismo hasta podían ser “venerados en algunas situaciones”, añadió el investigador.