La nueva Constitución de Cuba abre la puerta a una estructura de poder colegiada. Una señal en dirección contraria a la tendencia de los gobiernos bolivarianos. El académico de origen cubano que reside en México, Rafael Rojas hace el análisis. Y responde a la inquietud de quiénes se preguntaron por qué un año y medio después de suceder a Raúl Castro en la Presidencia, Miguel Díaz-Canel tuvo que ser electo otra vez en 2019. Así lo reseña konzapata.com
Por Caleb Zuleta
El punto central es que hay una nueva Constitución en Cuba. Escribe Rafael Rojas en la revista Nueva Sociedad que “a contracorriente del neopresidencialismo latinoamericano, el nuevo texto de febrero de 2019 en Cuba distribuye el poder central entre varias figuras de peso administrativo”. Estas son:
El primer secretario del Partido Comunista.
El presidente de la Asamblea Nacional que pasa a ser además presidente del Consejo de Estado.
El primer ministro del gobierno.
Y el presidente de la República.
Señala Rojas (Historiador y ensayista, autor de La polis literaria. La Revolución, el boom y la Guerra Fría y Presidential Global Scholar en la Universidad de Yale) que “de una estructura de poder hiperconcentrada en las figuras de Fidel y Raúl Castro se ha pasado a una ramificación de la autoridad central, que hay que analizar con cuidado. La introducción de la figura del primer ministro, que sustrae potestades administrativas al presidente de la República y al Consejo de Estado, no corresponde a un desplazamiento hacia el semiparlamentarismo, ya que no hay avances mínimos en la profesionalización de los representantes ni un reforzamiento de la autoridad legislativa y electoral de la Asamblea Nacional del Poder Popular”.
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