Diáspora venezolana: Rumbo incierto, por Cristian Silva Potellá

Diáspora venezolana: Rumbo incierto, por Cristian Silva Potellá

Se entiende por diáspora la dispersión por el mundo de personas obligadas a abandonar sus lugares de origen por razones políticas, sociales, étnicas, religiosas o económicas, hacia otros destinos donde consigan rehacer sus vidas y desarrollarse como ciudadanos.

En Venezuela, estos desplazamientos se han originado por el deterioro de la economía, del tejido social, delincuencia, crimen desenfrenado; aumento de la inflación, carestía de alimentos, medicinas, combustible; dinero en efectivo, servicios de salud, excesivos controles gubernamentales, deterioro de servicios públicos, pérdida del poder adquisitivo de la moneda, entre otros factores limitantes de los derechos humanos.

Al principio se producía en los niveles altos y medios de la sociedad: profesionales, técnicos especializados, empresarios; pero en la medida del recrudecimiento de la lucha por la sobrevivencia, invadió todos los estratos, a tal grado de emprenderse el éxodo caminando sin documentos, sin dinero”. Una aventura con rumbo incierto.

Testimonios reales cuentan de precarias circunstancias y condiciones, donde abunda la xenofobia, abuso sexual, violencia de género, abuso laboral, acoso policial. Dormir en calles, plazas, refugios, carreteras, sufriendo inclemencias del clima. Hambre, falta de seguridad personal y hasta perdida de la vida.

Mientras padecen estas penurias los venezolanos en el extranjero, el Ministro de Información inventa fábulas y leyendas sobre nuestro el presidente Juan Guaidó. Este funcionario psiquiatra de quien en una oportunidad el secretario general de Acción Democrática, diputado Henry Ramos Allup en entrevista de televisión manifestó que tiene “los intestinos en el cerebro” –o sea, anatómicamente irregular-, intenta confundir el país.

En el campo venezolano se conocen como “rastrojos” las montañas deforestadas para hacer conucos y una vez perdida la fertilidad se dejan descansar un tiempo para su natural repotenciación.

Tal como sucede en la península de Paria, donde gran porción de tierras ‘rastrojadas’ no han podido utilizarse nuevamente por la presencia de bandas armadas con fusiles automáticos que se apoderaron de esas poblaciones.

Sería bueno ver al ministro psiquiatra en cadena de televisión, explicándonos la ubicación, el modus operandi de estos irregulares con sus respectivas fotografías, videos, testimonios, y los trabajos de inteligencia realizados por el Ejecutivo Nacional para neutralizarlos y eliminarlos… A manera de coordenadas le señalo, entre otras, las comunidades de Río Seco, Irapa y Campo Claro donde la gente huye incorporándose a la diáspora porque los roban, secuestran y asesinan.

También le informo al mencionado ministro que en el estado Sucre están disponibles las minas de sal en la península de Araya y el lago de asfalto más grande del mundo. Ubicado en Guanoco, parte sur de la población de El Pilar, municipio Benítez, cercano al estado Monagas. Para que procedan a desmantelarlo y entregarlo proporcionalmente a cada gobernador de estado, tal como ocurrió con las minas de oro de Guayana.

Esto es, en vista de su “incapacidad manifiesta” para producir y generar bienestar a través del trabajo sistemático y creador. Su especialidad es exterminar las riquezas naturales del país convirtiéndolas en ruinas.

En Unidad Visión Venezuela, tal como lo afirma nuestro Secretario General Nacional, Diputado Omar Ávila, “nuestra propuesta es un llamado a todos aquellos líderes que a diario muestran su voluntad de lucha contra el régimen, a encontrarnos y ponernos de acuerdo en una sola ruta (…) Basta ya de divisiones, de anteponer los intereses personales por encima de los intereses de nuestra Venezuela. Pero sobre todo, por encima de un pueblo que lucha por sobrevivir en medio de esta tragedia”.

@visionvenezuela

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