Indudablemente que quien hizo el ajuste del salario mínimo no habita en Venezuela. Con ese monto de Bs. 150.000 de salario y 150.000 de cesta tickets no se vive ni un día en este país. Quien hizo ese ajuste no va al mercado, no sabe cuánto cuesta un cartón de huevos o un kilo de carne, por aquello de que hay que comer proteínas. Definitivamente no hace mercado o, la verdad, no le importa si la gente come o no.
Pero ¿a quién le está haciendo daño? Con ese ajuste los únicos que se verán afectados serán los trabajadores de la administración pública que dependen del gobierno. Si creen que le harán daño a los privados, pues me disculpan, porque el sector privado desde hace tiempo está pagando hasta siete veces ese monto.
Los empresarios sí valoran el trabajo de su fuerza laboral. El sector privado comprendió que para ofrecer calidad debe competir y para ser el mejor necesita un talento humano óptimo, productivo y comprometido, al que debe recompensar por méritos.
¿Cómo pretenden que aquellos trabajadores que están envejeciendo sin incentivos ni esperanzas y sin posibilidad alguna de demostrar sus capacidades, rindan? ¿Cómo pretenden que demuestren lo que saben si no son valorados?
Por eso vemos a un país apagado, a una fuerza laboral sin entusiasmo, que incurre en hechos de corrupción, funcionarios de organismos del Estado que recurren al soborno porque con sus sueldos no pueden hacerle frente siquiera a la canasta básica alimentaria. Y eso afecta a todo el país que se convierte en una sociedad de cómplices, de corruptos, bajo el amparo de dirigentes a quienes no les importa la nación.
El salario es lo más sagrado que tiene un trabajador. Es la recompensa a su esfuerzo, es el premio a una labor que hizo con tesón y compromiso. Pero en Venezuela el salario lo convirtieron en el aprovechamiento de unos sobre otros. El amor y la mística por el trabajo dieron paso al ¿cuánto hay pa’eso?, dejando de lado el crecimiento y desarrollo.
Un país debe tener una clase trabajadora cuyo sueldo supere los $200 mensuales, como en el resto de los países de América Latina y El Caribe – con la excepción de Cuba cuyo ingreso es de $15 y Haití $69 –. El anuncio que hizo el gobierno es una burla más a los venezolanos, pues es más un ajuste por inflación que un incremento del salario mínimo integral. Este pasó de $2 a $15. Estamos, incluso, peor que Haití.
Y los trabajadores deben entender que porcentaje de ese aumente que tiene incidencia en las prestaciones sociales, será mucho menor.
El precio del dólar no se ha ajustado al nuevo salario. Cuando esto suceda, posiblemente el salario se ubique en $7 o menos, profundizando aún más la pobreza.
Venezuela sigue teniendo el salario mínimo más bajo de América Latina. Sólo unos pocos que están bien conectados – cerca del 3% de la población –, se seguirán llevando la mayor parte de la riqueza, dejando a la mayoría de los trabajadores en la absoluta pobreza.
@griseldareyesq