Uriel, un niño de apenas 8 años de edad, conmovió a las redes sociales al darse a conocer la carta que dejó a sus padres en donde les avisaba que huía de su casa por perder parte de sus útiles escolares.
Por infobae.com
Los hechos ocurrieron el pasado viernes 11 de octubre, cuando la madre de Uriel, con quien vive en la alcaldía Venustiano Carranza de la Ciudad de México, leyó una nota escrita de puño y letra de su hijo, en la que confesaba haber perdido su cuaderno y su sacapuntas, por lo que le pedía perdón a sus papás.
De acuerdo con Noticieros Televisa, Karla Arellano acudió a las 2 de la tarde a recoger a su hijo a la escuela primaria “Tizuitlán” ubicada en la Colonia Federal, pero le dijeron que al salir de clases, Uriel corrió hacia Calzada Zaragoza.
Un compañero del salón le entregó a la madre de familia una hoja de cuaderno en la que Uriel les dejó una nota a sus padres en la que decía:
“Lo lamento, mami. Lo lamento, papá, pero tuve que irme. No tengo el sacapuntas y no encontré el cuaderno. Los quiero mucho y saluden a Kira por mí, no me busquen. Los amo papá y mami”, escribió el niño.
La madre de familia solicitó apoyo a los policías, quienes iniciaron la búsqueda.
La historia de Uriel y el contenido de la nota fue difundida en redes sociales, lo que conmovió y preocupó a los usuarios, algunos de los cuales se preguntaron si el niño vivía algún tipo de violencia y por eso su reacción fue huir, incluso pidieron a las autoridades investigar a los padres del menor.
Tras una intensa búsqueda en la que también participaron vecinos y familiares, Uriel fue encontrado a tres calles de la escuela, hecho que fue informado por la Procuraduría capitalina a través de su cuenta de Twitter. Hasta el momento se desconoce si las autoridades investigan a los papás del niño.
En México 6 de cada 10 niños y adolescentes (de uno a 14 años) han experimentado algún método violento de disciplina; uno de cada dos ha sufrido presión psicológica por algún miembro de la familia y uno de cada 15 ha recibido alguna forma severa de castigo, afirmó Gabriela Ruiz Serrano, de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM.
La experta en atención a niños y adolescentes alertó que la niñez mexicana enfrenta entornos cada vez más difíciles tanto al exterior como el interior de sus hogares, pues mientras dentro de la familia viven una violencia sistematizada, también son vulnerables a problemas como la migración no acompañada, la trata de personas o el trabajo infantil
Con motivo del Día internacional de la lucha contra el maltrato infantil, que se conmemoró el pasado 25 de abril, Ruiz Serrano indicó que según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, uno de cada tres mexicanos es menor de edad, la mitad de ellos viven en pobreza y los estados que registran mayores índices de violencia hacia ellos son Guanajuato, Tamaulipas, Quintana Roo y Tlaxcala.
La disciplina violenta en el hogar es un concepto amplio que abarca múltiples formas, por lo que su diferenciación es más compleja, pues no sólo hacen uso de ella los padres y tutores, sino hermanos, abuelos y tíos, entre otros.
El problema es que hay una perspectiva ‘adultocentrista’, que coloca a los pequeños en condiciones de inferioridad, que de alguna manera han legitimado los estilos de crianza que hemos repetido generacionalmente, dijo Ruiz Serrano.
Uno de los imaginarios más cotidianos es que una nalgada a tiempo siempre es necesaria, porque creemos que el golpe transforma el comportamiento; sin embargo, los estudios dan cuenta de lo contrario: “el golpe no corrige el comportamiento, se instala en la memoria y hace proclive a repetir estos patrones de violencia, pues hay un impacto a nivel neurológico cuando éste se da de forma sistemática”, enfatizó.
El Informe Anual 2017 de UNICEF México señala que nueve de cada 10 niños que hablan alguna lengua indígena son pobres; 80% de los infantes no alcanzan los conocimientos requeridos en su nivel educativo y más de cuatro millones no acuden a la escuela; 65 por ciento no tienen acceso a libros infantiles y ocho de cada 10 agresiones contra ellos ocurren en la escuela y en la vía pública.
La especialista resaltó que por mucho tiempo se pensó que el maltrato infantil se vivía sólo en el ámbito doméstico y se asociaba a los abusos físico, sexual y psicológico.
“En los hogares se somatiza la violencia que se vive en el tejido social, y los niños, además de verse sometidos a esta situación, también viven maltrato de carácter estructural como la migración no acompañada, los atropellos en instituciones de acogimiento residencial, y la trata de personas con fines de trabajo, abuso sexual y pornografía”.
Esta situación se sigue multiplicando y agudizando, con impacto en la niñez y la sociedad en general, destacó la experta en modelos de intervención del trabajador social.
Ruiz Serrano remarcó que se debe tener presente que este problema no se reduce sólo al contexto familiar, pues los pequeños se desenvuelven en otros espacios como la escuela, los parques, la comunidad y los medios de comunicación.
“Debemos entender que son seres con capacidad de decisiones y quitarnos la idea de que el golpe contribuye a una buena crianza, porque no es así”.