Amanecía el martes 2 de enero del 2018. Li Jlan Ping –un ciudadano chino que después de dos décadas en Colombia se había consolidado como un exitoso comerciante– salió de su casa, en el barrio León XIII de Soacha.
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Por: El Tiempo
Dio algunos pasos, su carro estaba pasando la calle, al frente del apartamento donde vivía con dos compatriotas y amigos. En ese momento, un joven, que vestía un suéter rojo con capota y escondía la mitad de su rostro con un tapabocas, le disparó dos veces para impedir que se subiera al automóvil.
El homicida corrió. Desapareció rápidamente del encuadre de una cámara de seguridad que grabó todo. En la esquina lo esperaba su cómplice, el plan era escapar a pie por la autopista Sur. Sin embargo, un error de pistolero principiante arruinó el golpe, planeado con varias semanas. En la huida, al asesino se le cayó la pistola.
“Le dijo a su compañero que tenían que devolverse a buscar el arma porque debía dársela a la persona que los contrató para asesinar a esta persona. Cuando volvían, ya la Policía había sido alertada y en un plan candado los atraparon”, explicó uno de los investigadores que asumió el caso.
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