Quince días después de que “El Diablo de la Silverado” asesinara a Frarianny Quiroz (30), entró en la indigencia en calles y plazas de Barquisimeto para despistar a los funcionarios de la Brigada Suroeste del Eje de Homicidios del Cicpc Lara, quienes lo buscaban y durante ese tiempo no precisaban dónde se escondía.
Por lapatilla.1eye.us
Así lo reseña laprensalara.com.ve
Según una fuente ligada a la investigación, Pablo Sánchez decidió que lo ideal para evitar ser detenido era pernoctar en la calle, es decir, dormir en plazas y avenidas de Barquisimeto usando ropas anchas, prestadas o viejas junto a una peluca y mantenerse en constante movimiento para que los funcionarios del Cicpc no supieran dónde se encontraba.
Mientras “El Diablo de la Silverado” andaba sin celular a la mano para informar a su familia de su paradero, la “petejota” comenzó a darle cacería en las casas de sus familiares más cercanos en El Carmen, Pavia, Rafael Caldera, El Garabatal, Los Crepúsculos y La Caballeriza que se ubica por la Ruezga. La vigilancia fija y permanente era la táctica de los “petejotas”.
La intensa búsqueda del cuerpo detectivesco (donde participó una treintena de expertos en balística, rastreo telefónico e investigaciones de calle y campo) pasó inadvertida por el “Diablo de la Silverado” que aunque pasaba la mayoría de las 24 horas del día en la calle, siguió haciendo visitas cortas e imprevistas a su círculo más cercano integrado por tres personas: una hermana que vive en El Garabatal, otro hermano residenciado en Los Crepúsculos y un tío con vivienda en La Caballeriza.
Sánchez llegaba “a pie y de sopetón” a cualquiera de estas tres viviendas, con su aspecto harapiento, con la intención de comer y asearse. Al parecer, los familiares de “El Diablo de la Silverado” le recomendaban que se entregara a la justicia, pero él seguía negado; tanto así que llegó a propinar amenazas de muerte a los parientes.
Así ocurrió con su hija mayor (la que lo acompañaba la noche del asesinato), cuando en esas dos semanas la visitó en su casa de Prados de Occidente. De acuerdo al testimonio que ella dio al Cicpc, durante la visita él le pidió ayuda a ella y su esposo pero se negaron, lo que generó la amenaza de muerte. “Si ya maté una vez, puedo hacerlo otra vez”, fue lo que supuestamente le dijo el “Diablo de la Silverado” a la joven.
Durante esas dos semanas en las que “El Diablo de la Silverado” vivió en la indigencia, el Cicpc estuvo “cerca” de atraparlo en varias ocasiones, porque cuando iban al sitio en el que supuestamente vieron a este prófugo asesino, ya no había rastro de él.
La situación para el matón cambió entre la tercera y la cuarta semana tras el asesinato. Parte de sus tres allegados y de otra de sus hermanas que vive en Pavia le dieron dinero en bolívares y dólares, dinero que provino de la venta de objetos y vehículos que tenía en su taller de carpintería ubicado en Pavia Abajo. Según pudo conocer LA PRENSA; los carros que vendieron los parientes fueron un Toyota Camry, un Caprice y una Vans que Sánchez tenía como transporte público.
“El Diablo de la Silverado” utilizó el dinero que recibió para salir de la indigencia y pagar hoteles pequeños y posadas durante esas otras dos semanas. También aprovechó de comprar un celular y un chip para retomar el contacto telefónico con su familia y supuestamente, se hizo con un revólver calibre 38 milímetros.
Con el poco capital que le quedaba, Sánchez pagó un taxi el 14 de agosto para escapar de Barquisimeto e ir a Guanare (estado Portuguesa), con el objetivo de iniciar una travesía por carretera hasta llegar a Colombia, país donde pensaba esconderse.
Pero el plan de escape de “El Diablo de la Silverado” terminó el pasado domingo en la madrugada cuando cayó abatido por funcionarios del Cicpc Lara, quienes se trasladaron hasta el sector Pie del Tiro, al norte de la ciudad de Mérida, pues ahí estaba “enconchado”.