Las Fuerzas Armadas brasileñas, movilizadas por el presidente Jair Bolsonaro para colaborar en el combate a los incendios que destruyen parte de la Amazonía, ya actúan en ocho de los nueve estados amazónicos, tras la petición de ayuda presentada este lunes por la gobernación de Amapá.
Amapá se sumó a las Gobiernos regionales de Acre, Amazonas, Mato Grosso, Pará, Rondonia, Roraima y Tocantins, y solicitó refuerzos militares para combatir los incendios forestales de este año en la Amazonía, los de mayor número en los últimos siete años.
El único estado amazónico que hasta ahora no ha solicitado ayuda al Gobierno presidido por el líder ultraderechista es el de Maranhao, cuyo gobernador, Flavio Dino, un militante del Partido Comunista do Brasil (PCdoB), es uno de los mayores opositores a Bolsonaro.
El Gobierno confirmó este lunes la extinción del fuego en el Parque Nacional Campo Ferruginoso, al sur del estado de Pará, donde se ha desplegado a la Fuerza Nacional para ayudar a combatir los incendios.
La movilización de las Fuerzas Armadas fue anunciada el pasado viernes por Bolsonaro como primera medida para combatir los incendios y en medio de las fuertes críticas que ha recibido tanto en el país como en el exterior por las omisiones del Gobierno en el combate a la deforestación ilegal de la Amazonía.
Hasta ahora el estado en que más se han movilizado los militares es Roraima, desde cuya capital, Porto Velho, operan desde el sábado dos aeronaves C-130 Hércules equipadas cada una con 5 tanques con capacidad para cargar hasta 12.000 litros de agua por vuelo.
La gobernación de Amapá aclaró que la ayuda solicitada tiene carácter más preventivo, debido a que se está preparando para el período de sequía que ese estado sufre de forma más intensa en los meses de octubre y noviembre.
“Pese a que Amapá no enfrenta una situación crítica de incendios ni deforestación ilegal, necesitamos actuar de forma preventiva, principalmente porque el período de sequía comienza a intensificarse en la región y a dejar el terreno propenso a las quemadas”, según el oficio que la Gobernación envió a la Presidencia.
“Las acciones preventivas evitarán daños a nuestro patrimonio ambiental. Amapá, como los otros estados de la Amazonía, sufre con la falta de medios financieros, humanos y materiales para combatir los incendios”, agrega.
Pese a las críticas por la flexibilización de las políticas ambientales, lo que ha contribuido para agravar la deforestación, así como por la demora en responder a los incendios, el Gobierno de Bolsonaro garantizó que la situación está bajo control y que las reacciones fueron “exageradas por intereses políticos”.
De acuerdo con fuentes oficiales consultadas por Efe, uno de los motivos políticos que ha llevado a algunos países ha “exagerar” la repercusión de los actuales incendios forestales en la Amazonía es la resistencia de algunos miembros de la Unión Europea (UE) al acuerdo de libre comercio con el Mercosur.
“Francia e Irlanda siempre estuvieron entre los pocos países que se resistían al acuerdo”, dijo a Efe una fuente oficial, y citó que ahora fueron “los primeros” que amenazaron con no ratificar el tratado con el Mercosur con el argumento de que Brasil, por causa de los incendios, no cumple sus compromisos ambientales.
“No dejaremos que el tema ambiental sea un pretexto para perjudicar los acuerdos del Mercosur con la UE y la EFTA. La agenda de apertura y crecimiento sigue firme”, afirmó el canciller brasileño, Ernesto Araújo.
Brasil también señala que los incendios forestales ocurren todos los años y que agosto y septiembre son “críticos” por la sequía que afecta a la Amazonía en esos meses.
De hecho, aún cuando son los más extensos en los últimos siete años, de acuerdo a datos oficiales los incendios que hoy consumen parte de la Amazonía no tienen la magnitud de los ocurridos hasta 2004, desde cuando están en caída tanto esos siniestros como la deforestación en la región.
El Gobierno brasileño agradeció los 20 millones de dólares de ayuda al combate a los incendios aprobada hoy por los países del G7 pero aclaró que los usará desde que pueda hacerlo de forma soberana.
La ayuda del G7 servirá para poder costear principalmente el envío de aviones cisterna a la Amazonía.
Pero, una vez mitigada la urgencia, el G7 también planea lanzar en el marco de la Asamblea General de Naciones Unidas de septiembre y, coordinado con las naciones amazónicas, un plan para actuar en la reforestación y la conservación de la biodiversidad.
“Considero una excelente medida y una ayuda bienvenida”, dijo el ministro brasileño de Medio Ambiente, Ricardo Salles, antes de aclarar que “quien decidirá cómo usar esos recursos en Brasil son el pueblo y el Gobierno brasileños”.
EFE.