La Justicia de Sudáfrica estableció este miércoles que enarbolar de forma injustificada la antigua bandera que simbolizó al régimen de segregación racial del “apartheid” será considerado “discurso de odio” y no estará protegido por el derecho constitucional a la libertad de expresión.
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El veredicto fue anunciado en Johannesburgo por el juez Phineas Mojapelo, en nombre de la Corte de Igualdad de Sudáfrica, un tribunal con competencia en asuntos relacionados con la igualdad de derechos y los principios de no discriminación establecidos por la Constitución del país.
La antigua enseña no estará prohibida, pero su uso deberá tener fines justificados tales como académicos, artísticos o periodísticos.
“Es hiriente”, “dañina” y “promueve el odio hacia la gente negra”, consideró el juez Mojapelo, tras haber argumentado que la antigua bandera es un símbolo internacionalmente reconocido del apartheid y, por tanto, de un régimen que violaba los derechos humanos.
El magistrado falló así a favor de la reclamación contra la bandera impulsada por la Fundación Nelson Mandela -que vigila el legado del fallecido Nobel de la Paz y primer presidente negro del país-, con el apoyo de otras organizaciones civiles e instituciones.
Frente a ellos se había posicionado el grupo de presión afrikáner Afriforum, que defendía que enarbolar la bandera no se puede penalizar por ser una cuestión de libertad de expresión.
Tras la vista, la Fundación Mandela se mostró satisfecha por el veredicto e hizo hincapié en que esto no significa que la bandera esté “prohibida”, sino que se restringe su uso -según recalcó a la prensa su director ejecutivo, Sello Hatang- en los casos en los que causa “daño” gratuito.
Por su parte, desde Afriforum se incidió en que, aunque no animan al uso de la bandera, considerarla “discurso de odio” es, para ellos, ir demasiado lejos.
Esta causa empezó después de la antigua enseña se usara en 2017 en protestas de agricultores afrikáner contra la violencia que sufren habitualmente -muchas veces con consecuencias mortales- debido a los conflictos por el desigual reparto de la tierra (mayoritariamente aún en manos blancas) y el clima de criminalidad general en el país.
La antigua bandera, de colores naranja, blanco y azul, entró en vigor en 1928 para simbolizar a la Unión Sudafricana, nombre del territorio mientras estuvo bajo dominio británico, hasta 1961.
Tras la independencia oficial del país, la misma bandera representó a la República de Sudáfrica hasta la llegada de la democracia multirracial, con las elecciones de 1994.
La enseña estuvo vigente, por tanto, durante el oscuro periodo racista del “apartheid”, que había entrado oficialmente en vigor en 1948.
Con la llegada de la democracia, la antigua bandera fue sustituida por la actual, que incluye los colores rojo, blanco, verde, azul, negro y amarillo, para simbolizar la diversidad del país.
Pese a ser apodada la “nación arco iris” desde entonces, Sudáfrica convive con fuertes tensiones raciales dentro de una sociedad muy desigual, en la que la mayoría negra continúa ocupando los estratos más desfavorecidos.
Así lo reseñó EFE