Lady Epstein tiene los ojos del mundo apuntando sobre ella, desde el FBI hasta las víctimas, que la consideran la figura clave, la verdadera “caja fuerte” de los secretos del multimillonario que se suicidó después de ser acusado mantener sexo con menores de edad. Así lo reseña infobae.com
Por el momento en su contra no pende ninguna orden o acusación formal, pero toda la atención de los investigadores se centran en ella, Ghislaine Maxwell.
El padre, Robert Maxwell, murió misteriosamente en su yate en 1991 y su cuerpo fue encontrado en aguas de las Islas Canarias. Después de haber construido un imperio mediático en Gran Bretaña, Robert Maxwell se estaba ahogando en deudas cuando falleció: según los rumores era un espía israelí.
Ghislaine Maxwell, de 57 años, era su hija favorita, tanto que el yate familiar llevaba su nombre a pesar de que su hermanas, Isabel y Christine, habían logrado resultados mucho más satisfactorios en mundo de los negocios.
A pesar de hablar cuatro idiomas, estudiar en Oxford, tener licencia de piloto de helicóptero y de submarino, Ghislaine siempre fue considerada, incluso cuando estaba en Gran Bretaña, una reina de la mundanalidad. Una mundanalidad que cultivó con Jeffrey Epstein, entrando en su mundo y convirtiéndose no solo en una parte integral sino crucial.
Un rol en el entorno de Epstein que la expone ahora a posibles investigaciones y acciones legales por parte de las víctimas del multimillonario.
Los investigadores aseguran que era la “madame” de Jeffrey Epstein, la mujer que reclutó a las chicas para satisfacer el apetito sexual del financista acusado de abuso sexual y, a veces, su representante social desde Nueva York hasta Florida.
Mientras las investigaciones sobre el caso continúan, con los abogados de Epstein que no están satisfechos con los resultados de la autopsia, emergen nuevos detalles sobre el pasado del millonario que, al son de los dólares, buscó disminuir las acusaciones en su contra.
Epstein fue hallado muerto por aparente suicidio el pasado sábado en la prisión de Manhattan donde esperaba un juicio por tráfico sexual de menores. Las autoridades están investigando el suceso y han adelantado que hubo “irregularidades” en el penal.
Hace casi diez años, cuando fue acusado por primera vez, los abogados de Epstein presionaron a las autoridades y obtuvieron, pintándolo como benefactor, que su cliente fuera calificado como un criminal sexual de bajo nivel, es decir culpable de delitos menores.
Un resultado que ayudó a Epstein a sortear condiciones favorables en la cárcel de Florida en 2008, cuando descontó su condena. Durante los 13 meses detrás de las barras Epstein podía salir entre 12 y 16 horas al día, fue visitado en 69 oportunidades por los médicos y podía ir al quiropráctico tres veces a la semana.
Controles tan ligeros que Epstein también tuvo la posibilidad de comprar ropa interior de mujer.