El Gobierno de Estados Unidos acaba de aplicar un embargo total contra el régimen de Nicolás Maduro y su mafia. Esto significa que nadie del régimen podrá mover un solo bolívar, y que cualquier país que se atreva a hacer negocios con el régimen posiblemente corra el riesgo de ser sancionados por la administración del presidente Donald Trump.
Por María Oropeza
Ante estas medidas, seguramente habrá mucho escepticismo (sobre todo porque los socialistas son expertos en tergiversar informaciones para luego lavarse las manos como si ellos no fuesen culpables de lo que hoy estamos sufriendo en Venezuela). Hay quienes vendrán con su falso discurso a culpar las sanciones y/o embargo económico de Estados Unidos contra el régimen de Venezuela para justificar las calamidades que hoy sufrimos y padecemos todos los que nos encontramos secuestrados aquí dentro, para justificar asimismo la desesperación y la angustia de los que han huido a otras fronteras.
Así que es importante que como ciudadanos tengamos claro que nuestro país vive una catástrofe que suele parecer hasta incontrolable, y que más o menos hace ya cinco años que el ciudadano no come tres comidas al día con facilidad. Todo esto debido a la mala intención del régimen que durante dos décadas se ha encargado de expropiar, expoliar e intervenir descaradamente en la economía con controles y regulaciones. Estas acciones del régimen ha traído como consecuencia escasez, hambre, hiperinflación y más pobreza. Mientras tanto, la tiranía juega al control social con las “cajas CLAP y el carnet de la Patria”.
Las mafias se combaten con fuerza y ahorcándolos económicamente. A regímenes como el chavismo, que no es más que el crimen organizado en el poder (y si tiene dudas, recuerde a Diosdado Cabello y Tareck El Aissami, por ejemplo), se les debe enfrentar en posición de fuerza y no desde diálogos blandengues en los que se les suplica por elecciones, aun cuando sabemos que los beneficia a ellos. Absolutamente no. Así que cabe decir que estas medidas son importantes para ahorcar a altas esferas del régimen usurpador.
Tampoco quiero pecar de ilusa al no reconocer que habrá consecuencias que afectarán al ciudadano inmediatamente después del embargo, por supuesto que sucederá, posiblemente se acelerará la diáspora y el hambre de todos los que hoy clamamos por el cese de la usurpación y la construcción de una república liberal, pero cabe abiertamente preguntarse si acaso sin sanciones y embargo, la crisis de igual forma no se expandiría mientras Maduro y el socialismo sigan usurpando el poder.
Podemos concluir que esta medida es dura y demuestra que el gobierno de Estados Unidos va en escalada y que ha escuchado el mensaje de los venezolanos de que solos no podemos. Hoy nos responde claramente que no estamos solos, que los gobiernos democráticos nos respaldan y que al chavismo cada día le queda menos tiempo en el poder. Pero el mensaje no es solo para Maduro y sus mafias aliadas dentro y fuera del territorio, es un claro mensaje para todos, inclusive para aquellos que insisten en darle oxígeno a los criminales con falsos diálogos y falsas elecciones.
Aunque la izquierda nos quiera hacer creer lo contrario, los venezolanos decentes seguimos avanzando en esta lucha, y no descansaremos hasta arrebatar el poder de los usurpadores. Es preciso no olvidar que no hay peor bloqueo que el socialismo del siglo XXI, que los frutos de la libertad son mayores que los sacrificios, y que, sin duda, los gringos también juegan, afortunadamente con los venezolanos.