No es la primera vez, que actúa el estado criminal en contra de las instituciones universitarias. Desde que la Kakistocracia se instauró y mucho antes, se han hecho esfuerzos por destruir el conocimiento, en la figura de las universidades nacionales. En principio se violaba hasta que definitivamente se abolió de hecho, las llamadas Normas de Homologación de Sueldos y Beneficios adicionales del Personal Docente y de Investigación de las Universidades Nacionales. Los aumentos salariales para los profesores, debían estar ajustados a la inflación, cuya justificación u orígenes no vamos a discutir, pero que resultaba ser una de las forma para mantener el nivel académico.
La acción criminal no quedó ahí, observando como la inflación iba “tragando” el sueldo de los docentes y que los supuestos ajustes salariales no podían corresponder con las mínimas exigencias de sobrevivencia, estos mismos ajustes salariales, se convirtieron en la segunda herramienta de humillación hacia los profesores universitarios y las propias universidades; con una maldad que no se podía percibir en su magnitud en ese momento. Los aumentos de sueldo a partir del año 2000 comenzaron a ser por escalas; por ejemplo, el personal administrativo, obrero, así como el personal docente de escalafón más bajo, recibía el mayor porcentaje, y para los docentes con mayor escalafón, un menor porcentaje de aumento. La justificación de estas acciones era clara: nivelar los sueldos, porque en socialismo todos somos iguales, por lo tanto un profesor agregado no tenía que ganar más que un jardinero, o un profesor titular más que un agregado. En este punto abrimos un paréntesis, para recordar y apuntar una de las bases de la ideología socialista, el colectivismo, con el cual “todos somos iguales”, donde no existe el desarrollo pleno del individuo, ni de sus potencialidades y responsabilidades, quedando rezagados entre otras cosas el espíritu de superación, el desarrollo y la creatividad.
A estas alturas ¿alguien puede decir o creer, que este tipo de acciones adelantadas por esta gaceta, no forma parte de un plan?, que se debe única y exclusivamente, a ¿que los profesores y las universidades son unos traidores a la patria y que además desobedecen al poder constituido?; NO. Se trata de un plan que tiene tiempo y cuyo propósito es destruir el mundo del conocimiento. Si alguien le queda dudas de la condición actual de las universidades, de su personal, y que lo señalado en la gaceta oficial de referencia, es un acto noble del estado socialista, entonces vayan, visiten cualquier universidad nacional; más aún la pueden seleccionar al azar y llegar de incognito. La visita puede comenzar por cualquier sala de clases, o laboratorio docente o de investigación, o dependencia, dense un paseo por sus aceras, fachadas y caminerías, sus pasillos, por las “áreas verdes” que a decir verdad si lo son porque el pasto tendrá dimensiones extraordinarias. No hay servicio de comedores, no hay transporte. Verán laboratorios desmantelados: sin reactivos e insumos, sin servicios tales cómo iluminación, agua, telefonía, internet. Sin equipos o los existentes están inservibles, producto de la obsolescencia, hurtos, o falta de reposición; instalaciones destruidas por el hampa. El personal de relevo no existe; dan clases los profesores de más edad o jubilados, puesto que pueden soportar vivir con la economía actual o lo hacen por un acto de honor o rebeldía por semejante sueldo que no representa el 5% de una cesta básica. Los jóvenes no pueden ni desean comenzar su carrera como docente. No hay forma de pagar estudios de post grado y por si fuera poco la investigación sólo quedó para la imaginación. ¿Qué tipo de universidades pretenden entonces crear los criminales?; pues ninguna, sólo la que les sirven a sus intereses miserables, mediocres y que deriven en sometimiento de la población a las penurias de la ignorancia y la necesidad.
¿Así y todo que pretenden premiar? ¿De esta forma será que tienen la idea de encender los llamados “motores productivos” esos, dentro del cual por ejemplo está el farmacéutico?; meta para la cual, entre otras cosas se requiere de personal calificado y altamente calificado para desarrollar la industria del medicamento. Los jerarcas del estado criminal, lo que son es un grupo de ineptos, anodinos y muy calculadores, ante un mundo que los sobrepasa con creces.