Cuba ha eliminado sus restricciones retóricas hacia Estados Unidos y está transmitiendo imágenes de ejercicios de preparación militar ante amenazas y nuevas sanciones que promueve el gobierno del presidente Donald Trump.
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El Gobierno cubano había colocado la otra mejilla en los últimos dos años ante los esfuerzos de Trump para poner fin a la distensión iniciada por el expresidente Barack Obama.
Expertos locales dijeron que La Habana estaba ansiosa por salvar lo que pudo mejorar las relaciones bilaterales y no ser culpada por su deterioro.
Estados Unidos cada vez más está culpando al gobierno comunista de Cuba por la crisis política de su aliado Venezuela y preparando nuevas sanciones que se añaden al embargo comercial de casi seis décadas contra La Habana.
Todos los días de la semana pasada, el noticiero de la televisión estatal ha mostrado imágenes de tanques de la era soviética saliendo de las cuevas debajo de las montañas, soldados manejando misiles antiaéreos, francotiradores camuflados entre árboles y mujeres disparando con rifles, así como trabajadores que tomaron posiciones cerca de sus fábricas.
Cuba ha insistido siempre en que los preparativos para la defensa son la mejor manera de mantener la paz con Estados Unidos y la televisión estatal calificó los ejercicios militares como un entrenamiento para lo que denomina “La guerra de todo el pueblo”.
Las relaciones entre Washington y La Habana han retrocedido desde que el asesor de seguridad nacional, John Bolton, dijo en noviembre que Washington incluyó a Cuba, Venezuela y Nicaragua en lo que denominó “la troika de la tiranía de América Latina”.
“El mensaje que se envía es para Estados Unidos y la población cubana en casa”, dijo Hal Klepak, historiador militar canadiense que ha escrito sobre las fuerzas armadas cubanas.
Klepak dijo que las fuerzas armadas cubanas se toman muy en serio la amenaza de Estados Unidos contra Venezuela.
“Se están haciendo preparativos de un tipo muy limitado y la población se ha puesto al día, tanto para enfatizar la seriedad del momento como para reforzar la decisión popular”, dijo.
Cambio de tono
El mes pasado se produjo un cambio abrupto en la retórica cubana cuando el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, que reemplazó a Raúl Castro hace un año, calificó un reciente discurso de Trump en Florida como “prepotente, cínico, amenazador, ofensivo, injerencista, hipócrita, guerrerista y sucio”.
La afirmación ha marcado el tono de la retórica oficial desde entonces.
En un discurso en Florida, Trump lanzó un amplio ataque al socialismo y se comprometió a liberar el hemisferio del comunismo. Y calificó a Maduro como un “títere de Cuba” y “un hombre controlado y protegido por un ejército privado de soldados cubanos”.
El secretario de Estado, Mike Pompeo, provocó el lunes un rápido tuit del canciller cubano, Bruno Rodríguez.
“El Sec. de Estado #EEUU hace el ridículo al decir que #Cuba es el verdadero poder imperialista en #Venezuela”. “Su gobierno la saqueó 2 siglos (…) e inventó al autoproclamado” presidente, dijo.
Estados Unidos lideró el camino al reconocer al líder opositor Juan Guaidó como el legítimo presidente de Venezuela en enero, una medida seguida por decenas de otras naciones.
La decisión del Gobierno de Estados Unidos este mes de implementar parcialmente el Título III de la Ley Helms-Burton, una ley de 1996, ha agregado combustible al fuego.
El gobierno de Trump implementará nuevas sanciones para Cuba en abril.
El regreso a la retórica de la Guerra Fría y nuevas sanciones han decepcionado a muchos cubanos a quienes la distensión generó la esperanza de que Estados Unidos pronto levantaría el embargo paralizante sobre la frágil economía local y ambos países podrían normalizar sus relaciones.
“Cuando Obama estaba en la presidencia soñamos con una apertura que las cosas funcionaran mejor, de una manera más sana, más agradable entre los dos países”, dijo la jubilada Julia Porrata, quien vende libros de uso en un sector de La Habana colonial. “Esa esperanza que tuvimos ya se apagó”, dijo.
Ahora, en Cuba no pasa un día en que la prensa estatal denuncie al gobierno de Trump y la Ley Helms-Burton como la columna vertebral del embargo comercial.
Reuters