Desde la sede de AD – Libertador al Fuerte Paramacay, por Julio Castellanos

Desde la sede de AD – Libertador al Fuerte Paramacay, por Julio Castellanos

 

Este 23 de Febrero, los militantes socialdemócratas de Campo Carabobo y Tocuyito fuimos convocados por Wilmer Martínez, actual Secretario General del Municipio, a tempranas horas de la mañana para informarnos sobre los últimos acontecimientos nacionales. Nos emocionó en particular la concreción de varios centros de acopio en las fronteras con Colombia, en el Caribe y en Brasil con la ayuda humanitaria que tanto anhela el pueblo y como cada vez existen más demostraciones de que un importante número de efectivos de la Fuerza Armada Nacional que están colaborando con el presidente encargado Juan Guaidó para que, junto con la comunidad internacional, todo ese apoyo logre llegar a los más necesitados. Era obvia la tarea de los adecos: acompañar al pueblo carabobeño a exigir la colaboración de los efectivos adscritos al Fuerte Paramacay (famoso por su nivel de humillante servidumbre al régimen usurpador) para que esa ayuda humanitaria entre a nuestro estado. Le haremos honor a nuestro lema: “Por una Venezuela Libre y de los Venezolanos”

Desde la Casa del Pueblo, el Comité Ejecutivo Municipal, los cuatro comités parroquiales y el pleno de Comités Locales nos trasladamos a las inmediaciones del Bodegón Trujillano, cerca del Puente Tocuyito, a encontrarnos con el resto de los factores integrantes del Frente Amplio Venezuela Libre. Hicieron falta vehículos, se hizo insuficiente las busetas alquiladas, varios vehículos particulares se habilitaron y hasta un Transdrácula nos ayudó en la travesía. Por toda la autopista, la improvisada caravana desbordó alegría, los peatones nos saludaban, vitoreaban y aplaudían.

Al llegar a Valencia nos hicimos uno con los activistas de Miguel Peña, de Rafael Urdaneta, de La Candelaria. Todo el Sur estaba presente. El recorrido por la Av. Bolívar Norte congregó a un contingente armado de esperanza y corazón, sus pertrechos eran pitos, banderas, lágrimas, abrazos, oraciones y anhelos colectivos. Punteando la movilización se encontraba Vicente Scarano, hijo del ex alcalde, motivando a los asistentes con música y una gran bandera de Venezuela que estaba allí para recordarnos que ese tricolor nos reconoce a todos como ciudadanos libres e iguales.

Al llegar a la Redoma de Guaparo, se hizo una pausa para esperar a los rezagados y escuchar un comunicado de los Médicos Carabobeños quienes daban cuenta en detalle de cómo los ambulatorios y los centros hospitalarios se encuentran desmantelados, sin insumos, sin medicinas y viendo morir a miles de inocentes a diario por la decisión política del régimen usurpador de no permitir la Ayuda Humanitaria. En medio de la concentración, un grupo de dirigentes vecinales de Miguel Peña propusieron ser la vanguardia que encabezara la movilización hacia el fuerte y allí no podíamos faltar los activistas de Tocuyito. Nos pusimos en marcha bajo la consigna “El sur está en la calle y no tenemos miedo”.

Nos encontramos dos piquetes, uno de la Policía Nacional y otro de la Fuerza Armada. Eran notoriamente diferentes. El de la policía lucia dubitativa, sus efectivos se veían afectados emocionalmente. De hecho, vi como una señora le decía a un policía, casco y escudo en mano, “yo sufro del corazón, no encuentro medicinas, tengo edad para ser tu madre. ¿Tú tienes madre?” y una lágrima recorrió la mejilla de ese efectivo que, pese a todo, permanecía obedeciendo órdenes superiores de mantener el cordón de seguridad.

No obstante, el cordón de seguridad de la Fuerza Armada se veía distinto. Se les veía entusiasmados, agitaban sus macanas contra los escudos, se daban aliento, practicaban con el aire, intimidatoriamente, algunas formas de golpear. Tomaban vídeos y fotografías. “¿Serán venezolanos?” Me preguntó un joven estudiante a mi lado y no supe que responder. El uniforme dice una cosa y la actitud otra.

En un instante, el cordón de la policía cedió, los policías bajaron sus manos y no opusieron resistencia a que la marcha pacífica continuara para llevar nuestro mensaje a Fuerte Paramacay. No llegamos. Sin mediar palabras, sin escuchar un solo razonamiento, haciendo honor a su ganada fama de Enclave Autoritario, los efectivos adscritos al Fuerte Paramacay detonaron bombas lacrimógenas contra la marcha pacífica, inundando de miedo y terror a ciudadanos desarmados. El pueblo fue a solicitar las medicinas y alimentos de la ayuda humanitaria y recibimos bombas y perdigones del ejército que dice protegernos. ¿Ese es el ejército de Bolívar o un ejército de ocupación al servicio de Rusia y Cuba?

Para poder desalojar a la inmensa cantidad de machistas tuvieron que imponer un estado de sitio en toda la Av. Universidad y la Av. Bolívar Norte, espicharon los cauchos de varios vehículos estacionados en los alrededores del Colegio Don Bosco, pisotearon su propia bandera y el dolor del pueblo que les pedía ayuda. Debe recordarse que los venezolanos son nobles y por eso han acompañado la iniciativa de la AN de presentar una Ley de Amnistía, pero incluso los más pacientes tienen límites. Un compañero de partido preguntó a varios asistentes, ¿seguiremos protestando? La respuesta de todos fue: ¡claro que sí!

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