Mucho nos han señalado por ser jóvenes “muchacho no es gente grande/…/ ese es un niño, no sabe lo que hace, los chamos de ahora no piensan” y como estas frases, un sin número de ellas nos acusan de estar poco preparados para afrontar el devenir de la vida.
Gente con poca visión, incapaz de ver que los millenials somos en su mayoría, personas con metas y sueños por alcanzar, preocupados por la sociedad en la que vivimos, la educación, la salud, la economía y los diversos factores que determinan el “buen vivir” que aspira cualquier ser humano.
Sin embargo, las dificultades son muchas, sobretodo cuando el sistema imperante niega nuestras oportunidades para el desarrollo socioeconómico y personal ¿Cuántos jóvenes se han visto obligados a salir de su salón de clases, de su trabajo, de su confort para hacer cosas que jamás en sus vidas se habrían imaginado que harían? ¿Cuántos chamos se nos han ido del país por buscar algo mejor, de una universidad por no poder pagarla o por no tener el dinero de los pasajes y dónde quedan los que dejan sus trabajos porque el sueldo no alcanza ni para trasladarse de un lugar a otro, cuando menos para comprar comida.
Unos se van y otros se quedan. Ambos son igual de temerarios. Aquí no es más difícil que afuera y ahí vamos, los despatriados, los huérfanos de historia, los de sueños olvidados y las maletas sin memorias, buscando nuevos rumbos, nuevas cuentos que contar, nuevas historias.
Nosotros los jóvenes somos unos visionarios y hoy más que nunca, lo decimos a viva voz, no tenemos temor. No podrán vencer nuestras ganas de construir la Venezuela que queremos, porque nosotros somos las piezas que servirán de fortaleza para la nación que nos abraza. No tenemos miedo “pues somos muchos y ellos poca gente” diría Lope de Vega en Fuenteovejuna.
Aguerridos lucharemos contra la tiranía, con nuestras fuerzas y nuestro ímpetu, lograremos nuestro gran anhelo, liberarnos de la opresión.
Secretaria Juvenil de Unidad Visión Venezuela
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