La iglesia católica, fundada por Jesucristo en el Siglo I, con San Pedro como el primer obispo y primera cabeza de la misma, ha tenido desde entonces 266 papas, incluyendo a Francisco, quien desde el 13 de marzo de 2013 se desempeña como el primer jesuita y primer latinoamericano al frente de esa eficiente organización, la cual por mas de 20 siglos ha sabido campear inteligentemente tiempos dificiles. Es igualmente Francisco el octavo soberano de la ciudad del Vaticano, constituida como Estado independiente, mediante los llamados Pactos de Letran, firmados el 11 de febrero de 1929 por el Cardenal Pietro Gasparini, a nombre del papa Pio XI y el primer ministro italiano Benito Mussolini a nombre del entonces Rey de Italia Victor Manuel. Fue así como a partir de entonces, la República Italiana cedió los territorios y edificaciones como lugar de la Santa Sede, desde donde el Sumo Pontifice ejerce la máxima autoridad de la iglesia católica sujeto, en las relaciones con el resto de los paises, a las reglas del derecho internacional y a la búsqueda de soluciones pacíficas a las controversias como norma de la doctrina cristiana. Todo ello apegado a la prudencia y a los valores éticos y principios morales que rigen al cristianismo.
Las anteriores referencias son útiles para entender el inteligente comportamiento que ha tenido el Estado del Vaticano y el Papa Francisco frente a la crísis que estamos viviendo en nuestro país. Siempre apegados, sin estridencias, a su tradición diplomática de busque de soluciones pacíficas a las controversias y crísis políticas A estas alturas ha sido muy concreta la posición de la iglesia venezolana, la cual se ha expresado a través de la Conferencia Episcopal y la vocería de nuestros dos Cardenales, obispos y otros notables miembros de la jerarquía eclesiástica del país, reiterando su apoyo al pueblo venezolano en la búsqueda de una salida pacífica a la profunda crísis, y denunciando como “ilegítimo y moralmente inaceptable” el empeño continuista de Nicolás Madura.
En relación a Francisco como el Sumo Pontífice y máximo jerarca del Estado Vaticano, su posición ideológica y política frente al conflicto de gobernabilidad que vive el pais no deja dudas. El Papa en sus frecuentes manisfestaciones públicas sobre los problemas de la sociedad contemporánea rechaza el autoritarismo, el populismo y la corrupción. Asi se evidencia cuando afirmaba el 9-05- 2017, en declaraciones al diario alemán Die Zeit que “El populismo es malo y acaba mal”, o cuando en 2015, al referirse en Nápoles al cáncer de la corrupción Francisco advertía: “La corrupción es sucia y la sociedad corrupta apesta. Un ciudadano que deja que le invada la corrupción no es cristiano, !apesta!”.
Por todo ello no hay dudas que ya Francisco se expresó frente al difícil trance que vive el país. Y ha quedado muy clara la postura del Vaticano con la diplomática repuesta al Signore Maduro del ignaciano Pontífice que hoy ocupa el trono de Pedro.