Un promedio de 500 a 600 caminantes venezolanos está arribando a Pamplona, con el fin de emprender la travesía rumbo a Ecuador y Perú, pero este desplazamiento masivo tiene colapsados los refugios humanitarios a cargo de los civiles de la ciudad, publica La Opinión.
Según Diana Carolina Mogollón Espitia, integrante de la Red Humanitaria que se creó con el fin de apoyar a los venezolanos, tras la posesión del presidente Nicolás Maduro el aumento de caminantes fue exponencial, en especial de mujeres y niños que llegan en difíciles condiciones.
Desde junio de 2018, cuando la Red y los voluntarios comenzaron el trabajo, la situación no ha cambiado: la Alcaldía se rehúsa a ceder el espacio de la escuela Juan XXIII para que los migrantes pasen la noche y alivien el camino, y se depende únicamente de las donaciones de benefactores, con escaso apoyo de la institucionalidad nacional o departamental.
Debido a la salida masiva, los refugios de Martha Duque, la primera y más comprometida auxiliadora, y don Douglas no dan abasto.
Por eso, decenas de migrantes duermen a la intemperie en andenes, cerca a la terminal de transporte, y algunos tratan de protegerse bajo el techo del estadio, para evitar empaparse con la lluvia.
El frío de los últimos días, dijo Mogollón, “ha sido impresionante”, y lamentó que el Centro Cristiano tuviese que cerrar las puertas de un refugio que daba hospedaje y alimento, en la vía que va hacia Bucaramanga, dada la desbordada afluencia.
Si bien la Red recibe apoyo de la organización Oxfam, que se encarga de transportar a mujeres y niños hacia Ecuador, los cuales son debidamente registrados y con documentos en regla, la integrante afirma que la situación urge mayor apoyo, pues aunque hay voluntad de cooperación, el agotamiento y el abandono del gobierno están pasando factura.
La Opinión
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