Irán y Rusia enviarán barcos y aviones a Venezuela para disuadir a Trump

Irán y Rusia enviarán barcos y aviones a Venezuela para disuadir a Trump

Un avión de bombardero supersónico pesado de largo alcance estratégico Tupolev Tu-160 ruso se representa al aterrizar en el Aeropuerto Internacional de Maiquetia, al norte de Caracas, el 10 de diciembre de 2018. – El Ministro de Defensa de Venezuela, Vladimir Padrino, anunció el 10 de diciembre que Venezuela y Rusia realizar ejercicios militares conjuntos. (Foto de Federico PARRA / AFP)

 

Venezuela es la tecla que Irán y Rusia aprietan cuando se sienten presionados por Estados Unidos y quieren reciprocarle cerca de sus fronteras. Aunque «utilizado», al Gobierno venezolano eso le sirve para intentar disuadir a Washington de cualquier hipotético plan de invasión para derribar el régimen chavista.

Ahora que Irán sufre de nuevo las sanciones impuestas por Washington, esta república islámica vuelven a interesarse por Venezuela, como ocurrió cuando las anteriores sanciones arreciaron, durante el mandato de Ahmadineyad. Lo mismo sucede con Rusia, que ahora que se ve contestada por su expansionismo en Ucrania-Mar Negro anuncia que enviará algunos aviones y barcos a Venezuela, tal como hizo en 2008 tras enfrentarse a Georgia, en un conflicto en que esta contó con el patrocinio de Estados Unidos.
Irán: misión militar para cinco meses





«Entre nuestros planes para un futuro cercano está enviar dos o tres barcos con helicópteros especiales a Venezuela en una misión que podría durar cinco meses», anunció a principios de mes el número dos de la Armada iraní, el contralmirante Touraj Hassani Moqaddam.

Esa misión, de acuerdo con las autoridades iraníes, podría incluir el nuevo destructor Sahand, presentado el mismo día en la base de Bandar Abbas, en la boca del Golfo Pérsico. Este buque, construido en Irán, cuenta con «capacidades ocultas», según el jefe de los astilleros de la Armada iraní, contralmirante Alireza Sheikhi. Todo indica que está habilitado con propiedades de sigilo para evadir la detección de radares. El buque dispone de autonomía para desplazarse durante cinco meses sin repostar, está dotado de una plataforma para el aterrizaje de helicópteros y tiene capacidad para el lanzamiento de misiles.

Teherán refuerza su relación con Venezuela ante las sanciones impuestas por la Administración Trump. Con ello repite la estrategia que ya siguió cuando las anteriores sanciones, igualmente impulsadas por EE.UU. aunque entonces adoptadas en el marco de las Naciones Unidas, presionaron enormemente al régimen iraní. Las maniobras entre los presidentes Hugo Chávez y Mahmud Ahmadineyad permitieron a Irán plantar cara a Washington en su «patio trasero» y crear una telaraña de estructuras empresariales y bancarias para obtener divisas y evadir ciertas sanciones económicas. La relación que entonces estableció Chávez con el grupo terrorista Hezbolá, abriéndole la puerta de Venezuela (y del mundo, a través de pasaportes falsos), tuvo la mediación iraní y data de ese momento.

Rusia: envío de aviones y barcos

El ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, anunció el pasado jueves, en el contexto de un encuentro en Moscú con su homólogo venezolano, Vladimir Padrino López, que aviones y barcos rusos harán próximamente visitas a Venezuela. Indicó que esas paradas en bases áreas y puertos venezolanos son parte de la cooperación militar bilateral entre los dos países, que Shoigú dio a entender que se verá reforzada, si bien no ofreció detalles. Padrino comentó que el Gobierno de Caracas espera que Rusia ayude a modernizar parte del armamento vendido a Venezuela en los últimos diez años.

En 2008, la visita a Venezuela de bombarderos estratégicos Tu-160, así como de un crucero cargado con misiles, creó nerviosismo en Washington. De ese año data la reactivación por parte de Estados Unidos de su IV Flota, que había sido disuelta en 1950, en los años siguientes a la Segunda Guerra Mundial. Aunque consagrada al Hemisferio Occidental, la IV Flota concentra especialmente su atención a la seguridad en el Gran Caribe, donde Venezuela puede servir de plataforma para potencias que deseen inquietar a Estados Unidos.

Las últimas semanas, Venezuela también se ha visto arropada por otras potencias que no se encuentran en muy buenos términos con Estados Unidos. En septiembre recibió la visita de un buque hospital de China, el Arca de la Paz, que se anticipaba a contrarrestar el efecto mediático de la visita de un buque similar estadounidense, el Confort, enviado a Colombia para atender a venezolanos refugiados en ese país. La semana pasada, Nicolás Maduro fue huésped del presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan.

Brasil alienta el cambio de régimen

En sus recientes contactos con los mandatarios de Rusia, China, Irán y Turquía, Maduro no ha logrado su propósito de recibir créditos que alivien la bancarrota que sufre el Gobierno venezolano (los más «generosos» han sido los rusos, pero sacando ventajas en inversiones petroleras y no con préstamos directos como pretendía Maduro).

No obstante, Maduro consigue al menos aparecer en las fotos con socios extranjeros importantes y advertir a la Administración Trump que cualquier agresión estadounidense puede costarle cara internacionalmente.

La posibilidad de una invasión liderada por EE.UU., con la participación de otros países sudamericanos, que de momento Washington no parece auspiciar, ha sido alentada los últimos días por Eduardo Bolsonaro, hijo del presidente electo de Brasil y elegido diputado en las recientes elecciones brasileñas. «La próxima operación de paz de Brasil será en Venezuela. Vamos a liberar a nuestros hermanos del hambre y del socialismo. La mejor solución a la crisis migratoria que vivimos es la salida de Maduro del poder», ha dicho.