A tan solo días para el inicio de la cumbre de líderes del G20 en Buenos Aires, Argentina, los reportes y rumores sobre el despliegue militar y de seguridad en el evento siguen dando que hablar.
Nunca antes la capital argentina recibió a tal cantidad de líderes mundiales de las principales potencias, muchos de los cuales están trenzados en conflictos comerciales y geopolíticos importantes y que representan a países con históricos intereses en juego.
Al respecto, las fuerzas armadas y de seguridad de la Argentina, afectadas por décadas de falta de presupuesto, debieron reequiparse para hacer frente a los desafíos en seguridad de la que probablemente sea la cumbre más importante, y peligrosa, del mundo, especialmente luego de una serie de atentados limitados ocurridos en la ciudad de Buenos Aires por militantes anti-G20 e, incluso, presuntos miembros del grupo libanés Hezbollah, pero también de la frustrada final de la Copa Libertadores del sábado entre River y Boca.
Se cree que al menos seis aviones de ataque I.A. 58 Pucará, cuatro cazabombarderos A-4AR Fightinghawk y seis aeronaves de entrenamiento I.A. 63 Pampa III pertenecientes a la Fuerza Aérea Argentina participarán del operativo para proveer seguridad aérea, mientras que 13.400 efectivos de la Policía Federal, la Prefectura Naval, Gendarmería y la Policía de Seguridad Aeroportuaria trabajarán en tierra.
Además, recientemente se compró un director de tiro Skyguard para las baterías de cañones antiaéreos Oerlikon de 35 mm utilizadas por la Argentina.
Los diferentes anillos de seguridad comenzarán a desplegarse por la tarde del miércoles 28 de noviembre y el 29 entrarán en rigor la Zona Aérea Exclusiva, el cierre de aeropuertos y limitación de los servicios. Esto se mantendrá durante desarrollo de la cumbre entre el 30 de noviembre y el 1 de diciembre. A las 22:00 (hora local) de este último día comenzará el desmantelamiento del operativo.
Las principales áreas afectadas serán el centro de convenciones de Costa Salguero, donde tendrá lugar la cumbre, el contiguo Aeroparque Jorge Newbery, el museo de arte MALBA y el Teatro Colón.
El aporte de los Estados Unidos
Hasta el momento se espera que el despliegue militar más importante realizado por una potencia extranjera sea el de Estados Unidos, país con históricos lazos en la región y buena relación actual con el gobierno argentino, con el cual ha cooperado a través de sus ministerios de Defensa y Seguridad.
Se ha reportado que un contingente de cerca de 800 personas acompañarán al presidente Donald Trump a Buenos Aires, volando en al menos 10 aeronaves de pasajeros y carga, incluyendo los enormes Boeing C-17A Globemaster III, que ya comenzaron a llegar a la Argentina, además del Air Force One del mandatario. Se trata de una flota muy superior a la de otros países que participarán en la cumbre.
De portaaviones, helicópteros y destructores
Pero, además, en los últimos meses se ha especulado desde diversas fuentes, incluyendo la agencia de noticias estadounidense Voice of America, que Washington podría enviar un portaaviones nuclear a la región del Río de la Plata, sobre el océano Atlántico, o bien a una latitud similar pero sobre el océano Pacífico.
Infobae intentó corroborar con la embajada de los Estados Unidos en Argentina sobre la posible llegada de un buque de estas características, pero por cuestiones de seguridad no hubo confirmación ni negación oficial. No es, sin embargo, la opción más probable y se estima que en cambio un destructor arribará a la región.
De efectivamente llegar a Sudamérica el inmenso buque, una verdadera ciudad flotante, podría prestar ayuda para controlar la Zona de Exclusión de 460 kilómetros alrededor de la ciudad de Buenos Aires en la que cualquier aeronave no identificada podría ser derribada, una medida usual en las cumbres del G20.
Para esto utilizaría sus escuadrones de cazabombarderos F-18 embarcados, de los cuales un portaaviones nuclear de este tipo suele llevar cerca de 70.
Pero la posibilidad de que arribe un portaaviones nuclear a estas costas es remota por la lejanía y los inmensos costos económicos y políticos del despliegue de una de estas naves. Aún no se conoce cuál de los 11 actualmente en servicio en la marina de Estados Unidos podría ser enviado a Sudamérica a tiempo para la cumbre del G20, pero la opción, de concretarse, parecería estar solo entre el USS Carl Vinson o el USS George H. W. Bush.
Sin embargo el primero se encontraba al 7 de noviembre en el puerto de San Diego, California, a unos 8.700 kilómetros de Valparaíso, en Chile, ubicado a una latitud similar a Buenos Aires, de acuerdo a los sitios de monitoreo naval Stratford y South Front.
Mientras que el George H. W. Bush estaba, al 11 de noviembre, en el puerto de Norfolk, Virginia, a unos 10.000 kilómetros de Buenos Aires, de acuerdo con las mismas fuentes. Sin embargo, según el servicio de prensa del buque, el George H. W. Bush aún se encontraba amarrado el miércoles con motivo del Día de Acción de Gracias, por lo que su travesía al sur también parecía imposible.
Ambos son portaaviones de la clase Nimitz, con un desplazamiento de poco más de 100.000 toneladas, más de 6.000 tripulantes, entre marinos y personal de aviación, y una velocidad máxima mayor a 30 nudos (unos 56 kilómetros por hora), con una autonomía solo limitada por su necesidad de reaprovisionamiento de comida y otros artículos, y por la vida útil del uranio altamente enriquecido utilizado en sus reactores.
El Carl Vinson entró en servicio en 1982, mientras que el George H. W. Bush lo hizo en 2009 y es el último y más moderno de los buques de la clase Nimitz, solo superado por el nuevo USS Gerald Ford, aún en pruebas.
Ambos pueden desplegar un enorme poder de fuego a través de sus escuadrones de cazabombarderos F/A-18 Hornet y SuperHornet, aeronaves supersónicas capaces de volar a una velocidad máxima de 1.915 kilómetros por hora, con una autonomía de 2.000 kilómetros y la capacidad de llevar una enorme variedad de armas, incluyendo bombas nucleares tácticas.
Al momento hay otros tres portaaviones desplegados en el mundo por Estados Unidos e incapaces de llegar a la cita del G-20. El USS Ronald Reagan y el USS John C. Stennis se encuentran en el mar de Filipinas realizando maniobras, y el USS Harry Truman se ubica en el mar Mediterráneo tras participar en Noruega de una serie de ejercicios de la OTAN.
Los restantes seis portaaviones se encuentran en sus puertos recibiendo mantenimiento programado, de acuerdo con información publicada por los departamentos de prensa de cada buque, por lo que no estarían disponibles para ser afectados a la seguridad del G20.
Una segunda opción más limitada, pero quizá más realista, sería el envío de un destructor o crucero con capacidad antiaérea. En este caso, la opción más pertinente parece ser el empleo del avanzado sistema de defensa antiaérea Aegis montado en un crucero clase Ticonderoga o un destructor clase Arleigh Burke.
Al respecto, Infobae tuvo acceso a información sobre la llegada de un único buque de guerra para asistir con el monitoreo aéreo y marítimo de la zona a pedido del Gobierno argentino, lo que confirmaría la opción de que será un destructor o crucero, y no así un portaaviones, el desplegado.
Aunque no se conoce cuál de estos buques podría ser enviado, se especula con el despliegue del USS Ramage, un destructor de la clase Arleigh Burke, que a mediados de noviembre se encontraba en el puerto de Recife, en Brasil, y que está incorporado a la 4ta flota estadounidense, con área de operación en América Central y Sudamérica.
Se trata de un destructor misilístico que entró en servicio en 1995, con un desplazamiento de unas 7.000 toneladas y una tripulación cercana 300 marinos. Con su avanzado sistema de radares y de defensa antiaérea, el Ramage suele servir como escolta de portaaviones y podría ayudar a blindar el espacio aéreo.
Al posible contingente aeronaval también se sumarían tres helicópteros Sikorsky UH-60 Black Hawk, aeronaves polivalentes de carga que pueden ser también artilladas. En el caso específico del G20, se trataría del VH-60 Marine One de transporte presidencial pero también de los modelos MH-60M diseñados para operaciones especiales, armados y con motores más potentes, y similares a los utilizados en 2011 durante el asalto en el que murió Osama bin Laden, líder del grupo terrorista Al Qaeda.
Normalmente los MH-60M pueden llevar dos ametralladoras calibre .50 (12,7,mm) de tipo Gatling, una a cada lado, además de diferentes tipos de misiles y cohetes.
Los inmensos aviones de carga C-17 Globemaster III, uno de las cuales ya fue visto en los aeropuertos de Mendoza y El Palomar y otro en Ezeiza, pueden cargar dos de estos grandes helicópteros en su bodega.
También se espera la llegada de dos helicópteros Sikorsky VH-3D Sea King de transporte, junto con un contingente de infantería de marina, parte de un despliegue usual durante visitas del presidente de los Estados Unidos.
Por otro lado, en Uruguay, vecino oriental de la Argentina, habrá también un despliegue de 400 estadounidenses entre civiles y militares, junto con ocho aviones de logística, como el C-17, y de monitoreo, como el Boeing E3 AWAC, en apoyo del operativo, según reportó el periódico El País.
Cooperación con otros países
Además del acuerdo de cooperación con los Estados Unidos, el Gobierno argentino ha tomado contacto con Alemania, Reino Unido, Israel, Francia, Australia y China por cuestiones de seguridad.
China donó al gobierno argentino cuatro vehículos blindados Dongfeng CSK131, 30 motos de alta cilindrada, escáneres antiexplosivos y otros equipos, para ser utilizados en el operativo de seguridad.
Mientras que la Prefectura Naval Argentina utilizará dos de las cuatro lanchas rápidas Shaldag recientemente compradas a Israel. Estas embarcaciones estarán afectadas, junto a otras unidades, a la zona de Costa Salguero para realizar un eventual evacuación fluvial en caso de emergencia.