“Disfrute de su comida”, dice Ginger, el primer robot camarero de Nepal, al llevar un plato humeante a una mesa de clientes hambrientos.
La empobrecida nación del Himalaya es más conocida por sus elevadas cumbres que por las proezas tecnológicas, pero un grupo de jóvenes innovadores autodidactas quiere cambiar eso.
La empresa emergente local Paaila Technology construyó desde cero a Ginger, un robot de 1,5 metros de altura, y lo programó para hablar tanto en inglés como en nepalí.
El robot humanoide bilingüe —llamado Ginger, jengibre en inglés, por ser este un ingrediente habitual en la cocina nepalí— también es capaz de hacer bromas, como Siri de Apple o Alexa de Amazon.
Actualmente hay tres robots Ginger trabajando en el restaurante Naulo de Katmandú, cuyas calles y edificios aún presentan las cicatrices del potente sismo que sacudió la capital de Nepal hace tres años.
“Este es nuestro terreno de ensayo. Lo estamos poniendo a punto con las respuestas de nuestros clientes”, cuenta a la AFP Binay Raut, director ejecutivo de la empresa.
El equipo de 25 jóvenes ingenieros —entre los que Raut, con 27 años, es el mayor— trabajó durante meses en la construcción del robot en una minúscula oficina.
Todo lo que a Nepal le falta en infraestructuras tecnológica ellos lo suplieron con inventiva. Así, el pulido cuerpo de plástico de Ginger se pintó en un taller de vehículos cercano.
Naulo abrió sus puertas hace cuatro meses y sus tres camareros robot han sido un gran atractivo para clientes de todas las edades.
Ginger, que es capaz de captar movimiento y obstáculos, se abre camino por el concurrido restaurante portando bandejas rebosantes de comida.
Los clientes hacen su pedido a través de una pantalla táctil que hay en las mesas y la cocina llama a Ginger cuando los platos están listos.
“Fue una experiencia totalmente nueva”, cuenta Shalikram Sharma, nacido hace 73 años, cuando en Nepal ni siquiera existían las televisiones.
Ginger se ha convertido en una estrella de las selfis y a veces se distrae de su trabajo cuando los niños buscan hacerse una foto con él.
“No me podía creer que hubieran sido fabricados en Nepal”, reconoce Neelam Kumar Bimali, un cliente que disfruta de una cena en familia.
Con la vista puesta en el mercado mundial, Paila Technology está en proceso de patentar su diseño para venderlo a nivel local y en el extranjero.
El Foro Económico Mundial predijo recientemente que para 2025 la mitad de los trabajos los realizarán robots, más del doble que en la actualidad.
Y los creadores de Ginger apuestan por esta tendencia.
De momento, algunos camareros humanos ayudan a Ginger, pero se trabaja en una mejora que permitiría que el restaurante Naulo esté gestionado solo por robots.
AFP