Partido Liberal: Abstenerse los santones por Domingo Alberto Rangel

Partido Liberal: Abstenerse los santones por Domingo Alberto Rangel

Domingo Alberto Rangel @DomingoAlbertoR

Brasil siempre gozó un encanto especial en tierras nuestras: Desde el rey Pelé y Jairzinho, inmensos ilusionistas del balón, sin olvidar a Ayrton Senna, quizás el más rápido corredor de la Fórmula 1, quien muriendo joven y en la cúspide de su carrera ingresó para siempre a la historia, los héroes populares del gigante sudamericano tienen en Venezuela doble nacionalidad.

Con Jair Bolsonaro, a pesar de la ligera epidemia de bolsonaritis que se observa, podría haber sucedido algo similar de no ser que el ganador de la primera vuelta electoral del Brasil fue catalogado como de derecha no solo por sus deslucidos adversarios sino por la gran prensa de su país.

Esta característica para el poder establecido de la América nuestra es peor que confesar una venérea o cometer una especie de sacrilegio civil. Y contra esta realidad también se ha de luchar.





Sucede que los poderosos defienden sus propios intereses y no quieren nuevas competencias a pesar de los discursos llenos de un nacionalismo mendaz.

Y ciertamente el programa económico de Bolsonaro es bastante de derecha –privatizaciones sobre todo- y va a contrapelo de lo que con escasos resultados se viene experimentando desde tiempos inmemoriales en el Brasil y en todos estos países de origen latino donde prácticamente todos los gobiernos han sido estatistas y socialistas en varios grados… empobrecedores también… por lo que deben ser catalogados como de izquierda.

Sin embargo la derecha no es una novedad en el mundo ni la habría inventado Bolsonaro: Hace mucho tiempo casi la totalidad de los gobernantes seguían el guion de la derecha liberal… y de no ser por ese detalle con justicia se ha podido calificar una presidencia de Jair Bolsonaro como acto revolucionario.

Y lo es o podría ser en el sentido de que Bolsonaro cosechó un sentimiento de hastío y desesperanza que se palpa en ambos lados del Atlántico y aflora en grupos locales donde abunda el rechazo, si no a la política, al menos sí a quienes hacen de la cosa pública el objeto de sus vidas. Interpretar ese sentimiento que en occidente luce universal es, sea quien sea que lo haga, un acto revolucionario.

En USA es evidente que el hartazgo del elector yanqui para con sus representantes tipo Hillary Clinton, cuyos tediosos discursos están llenos de frases hechas, adornadas con estadísticas… huecos en el sentido de que no representan compromiso… pavimentó el ajustado triunfo de Donald Trump.

En Europa con el PP de Rajoy en caída libre y con la coalición de Ángela Merkel peligrando por la caída del CSU en Baviera también se ve el hastío del elector para con políticos corruptos aunque en el caso de la Merkel –a quien nadie la señala como ladrona- es justo reconocer que Alemania sigue siendo próspera pero a la lideresa le cobra el votante su apego a la solidaridad cristiana ante la eventualidad de recibir inmigrantes provenientes del Medio Oriente…pero justicia aparte todos los viejos partidos pasan por problemas

Pero… ¿qué sucede para que tantos partidos poderosos en ambos lados del Atlántico se queden sin electores?

El espacio es corto pero lo básico es recordar que los programas de los partidos socialistas vienen del siglo XIX casi sin actualizaciones y que lo mismo se puede decir de la socialdemocracia o el socialismo cristiano… incluso el liberalismo tiene que actualizar mucho de su oferta concreta sobre todo en los gobiernos locales.

Pero lo básico es que siendo los socialistas en todas sus variantes estatistas… también son proclives a corromperse… y sin dejar a un lado que el socialismo extremo generalmente reparte y la crisis de occidente viene de que la producción se halla estancada y al igual que en Venezuela tenemos que aumentarla.

En Venezuela aunque no es posible parir de la noche a la mañana un Bolsonaro, como sueñan algunos ingenuos, si hay espacio para una derecha a condición que sea genuina y nunca vergonzante.

Una derecha que forme sus propios militantes y no pretenda crecer hurtando militantes de otros partidos, especialmente grave si se trata de militantes de la MUD y del PSUV o de GPP.

Si la derecha venezolana quiere gobernar está obligada a que todos los militantes de esa tolda que realmente quedamos activos… cerremos nuestros mini partidos que más bien son sectas… y nos unamos para salir a predicar organizadamente.

Insisto, en Resistencia Civil estamos dispuestos a unirnos con todo lo que quiera hacer un gobierno distinto al del PSUV y al hipotético de la MUD.

No es difícil… eso sí… abstenerse los santones liberales que pasan la vida criticando las pocas acciones de los otros liberales… y no hacen nada.