Carlos Ochoa: La estrategia lateral y el carné de la patria

Carlos Ochoa: La estrategia lateral y el carné de la patria

 Conversando con un amigo profesor que no le ve pronta salida al gobierno de Maduro sino en un revocatorio, a menos que la oposición construya un relato de cambio que emocione y movilice entre otras razones, le expuse lo que vengo sosteniendo desde la victoria opositora de 2015. En ese momento la paliza que recibió el PSUV y el gobierno  fue de tal magnitud, que aprendieron una lección clásica de los totalitarismos; las elecciones sólo se hacen para ganarlas. A partir de allí la democracia electoral que conocíamos en Venezuela con todas las fallas y ventajismos, pero democracia electoral al fin, murió para dar paso a un engendro que se estrenó en la elección de la constituyente cubana, en donde mostraron el modelo que de ahora en adelante intentarán imponer como sea, con las leyes espurias que mal aprueben en ese esperpento que usurpa el Palacio Federal, que puede incluir la eliminación del revocatorio, lo cual es muy probable.

Comparto totalmente la idea de moverse en varios escenarios, John Magdaleno ha explicado que se trata de jugar estratégicamente en varios tableros diversas partidas, esto quiere decir que en un país donde todo se oscurece en vez de aclararse, la política no puede asumirse linealmente, y eso es precisamente lo que ha aprendido de la derrota del 2015 Maduro y su gobierno de enchufados, han aprendido a moverse estratégicamente de forma lateral a lo interno, porque en el exterior están acorralados linealmente, investigados, acusados, y casi sin ninguna credibilidad ni posibilidad de crear algo que convenza a la comunidad internacional de su talante democrático, y mucho menos de su eficiencia para gobernar y darle soluciones a la profunda crisis humanitaria que padecemos. La diferencia está en que ellos han aprendido más rápido de sus errores que un sector de la oposición interna, que insiste en la estrategia lineal de participar en elecciones sin condiciones, en diálogos con intermediarios de dudosa reputación, y de esperar del cielo unas condiciones favorables, o un líder mesiánico que nos salve del desastre. A eso es lo que llamo estrategia lineal, no es creativa, no se anticipa a las jugadas del adversario.

Vamos a poner como ejemplo el carné de la patria, primero vendido como un instrumento para el acceso de las políticas sociales del gobierno,  la respuesta de la oposición denunciando el control político y el chantaje no detuvo su avance. Pero la cosa no se queda allí, y vino el registro automotor, y la promesa de un subsidio a la gasolina que ahora se va a vender a precios internacionales, en el país con el salario básico más bajo de todo el continente y las mayores reservas de petróleo del mundo. Pero todo ese espectáculo, ese despliegue de lateralidad estratégica tiene un objetivo mucho más importante, y para lo cual han trabajado sin descanso: la instalación de un sistema electoral invencible, socialista, que les asegure retener el poder indefinidamente.





Un sector importante de la oposición está esperando que el CNE convoque elecciones para la ratificación o negación del mamotreto constitucional,  que supuestamente en un futuro, no se sabe cuándo se va a presentar a los electores para su consideración. En la estrategia lineal con las reglas democráticas, con ventaja o sin ella, el rechazo a la Constitución de la ANC sería abrumador, Maduro saldría derrotado y los enchufados volarían en sus aviones privados a buscar refugio y disfrutar de sus fortunas mal habidas en algunos de los paraísos fiscales donde esconden lo que se han robado.

Pero ese no es el plan, quieren quedarse, y para ello van a justificar y legalizar al carné de la patria como válido para votar, hasta podrían dárselas de generosos y decir, el que quiera ir a votar con su cédula que vaya y vote, pero son 12 millones de venezolanos y los que faltan,  que se han visto por diferentes razones de sobrevivencia obligados a sacarse el mentado carné.

La respuesta de la oposición no puede ser otra en esa circunstancia que abstenerse, y con un poco más de la mitad de esos 12 millones de venezolanos chantajeados, manipulados y humillados en su condición ciudadana, Maduro tendrá su constitución aprobada, porque el que no vote con el carné y pase por el punto rojo ya sabe lo que le espera, cero clap, cero bonos, cero subsidio.

Claro está, primero tiene que doblegar un país que es muy levantisco, que como cuero seco, cuando se aplasta de un lado se levanta del otro, como dijo el “autócrata civilizador” Guzmán Blanco en el siglo XIX.