A mi me gusta la gasolina… por María Auxiliadora Dubuc

A mi me gusta la gasolina… por María Auxiliadora Dubuc

Tal y como apunta la canción, Venezuela al que le gusta la gasolina, se trata de un país acostumbrado a tener gasolina a granel y barata por justificadas razones, porque siempre fuimos un país productor de petróleo y otras bondades que Dios nos concedió, Venezuela siempre fue un oasis, el paraíso terrenal.

En este orden de ideas Nicolás anuncia el 17 de agosto un incremento del precio de los hidrocarburos a precios internacionales, acompañado de un subsidio directo con base en el censo automotor y la tramitación del “Carnet de la Patria”, ya que según él, las mafias colombianas nos roban miles de millones de dólares con el contrabando de la gasolina para además financiar la guerra contra nuestro país, entre 12 y 14 mil millones de dólares se van anualmente, así justifico la creación de este nuevo sistema.





El asunto es que ahora como que se nos voltio la tortilla y a los ciudadanos de este país petrolero al parecer además de todas las penurias que nos ha tocado pasar en estos tiempos, tendremos encima que pagar la gasolina a precios internacionales, todos, salvo algunos connacionales privilegiados que serán beneficiados con el subsidio a la gasolina gracias a contar con el carnet de la patria, es decir, los adeptos al gobierno con su carnet político partidista pagaran la gasolina en real y medio y cuartillo.

Ahora en estos términos, y de acuerdo a las medidas anunciadas por Nicolás, la gasolina de 95 octanos costará la módica suma de 90.000 BF, la de 91 a 70.000 BF, y el diesel en BF 50.000. El ejercicio es el siguiente: Si un carro se llena con 55lt, dada la capacidad del taque, y usa gasolina de 95 octanos, pagara la cantidad de 4.950 mil BF, es decir 49 mil BS y de 91 pagara la cantidad de 3.850 mil BF, es decir, 38 BS.

El sistema encerraría un subsidio directo, para cuya implementación es necesario el “Carnet de la Patria” pero el procedimiento para acceder al mismo, a todas luces es engorroso porque todos, sirios y troyanos en principio en la bomba de gasolina, pagaran esos montos internacionales, y luego a los que tengan carnet se les abonara el subsidio, a razón de un descuento del 30% de un tanque lleno al mes, de modo que por lo que vemos el asunto como que no es tan ventajoso como lo pintan.

Es importante destacar que no fue señalado, sin embargo, a cuánto ascendería el subsidio, con qué frecuencia se recibiría, no especificó si sería progresivo o no, sólo dijo que no tenía apuro, tampoco dijo quiénes exactamente serían sus beneficiarios. La instrumentación de la medida condujo a la extensión por 10 días más del censo automotor, así como del operativo de tramitación del “Carnet de la Patria”. La instalación los lectores en 8.000 estaciones de servicios es adicionalmente necesaria, lo que nos conducirá indefectiblemente al 20 de septiembre como la fecha pautada para terminar de dar las correspondientes explicaciones y aclaratorias de rigor. Se espera que producto de la medida anunciada, se obtengan cerca de US$ 10 mil millones al año.

Históricamente, la fijación del precio del combustible siempre ha sido un temazo, que ha generado roncha desde que ocurrió el Caracazo, ya que ese ajuste fue el detonante de la mencionada explosión social, porque condujo indefectiblemente al incremento del pasaje del transporte público de pasajeros, ocasionando una ola de protestas y violencia en las calles. A partir de ese momento los mandatarios subsiguientes han escurrido el bulto, evadiendo la decisión de establecer un precio del combustible justo, que se corresponda armónicamente con su costo de producción, los precios internacionales, el poder adquisitivo del venezolano y la estructura de costos de bienes y servicios locales, por esa razón el precio de la gasolina quedo rezagado y no se corresponde con los costos de su producción hoy en día, generando una la brecha de gran magnitud, muy difícil de sostener en el tiempo.

Eso aunado a una política internacional dispendiosa en materia de nuestros recursos, dadas las políticas de cooperación energética adoptadas por el Gobierno, prácticamente regalando gasolina a terceros países o a bandas criminales contrabandistas, mas la distracción de fondos públicos dirigidos a la importación de gasolina producto de su baja producción local, son medidas todas ellas que han terminado saliéndole muy caras a la población venezolana.

Sin embargo, aun cuando la mayoría de los venezolanos estamos conscientes de la necesidad de que el precio de la gasolina aumente, este ajuste exige responsablemente que la medida no se tome de manera aislada ni abrupta, porque sus efectos podrían tornarse contraproducentes.

Estas variables al parecer no han sido tomadas en cuenta, por lo que a la fecha, dicho anuncio no lucen beneficiarnos de ningún modo, ya que en virtud que estamos frente a una hiperinflación galopante, lejos de palearla, estos ajustes nos perjudican, sobre todo tomando en cuenta que en este país todo se mueve sobre ruedas, el transporte público, los servicios en general, las medicinas y la comida se traslada en camiones, su distribución entonces tendrá un costo que aumentara debido al ajuste del combustible, por lo que este incremento lo asume el consumidor final, o sea el pueblo mesmo, de modo que lo único que podemos esperar los venezolanos de a pie, es que los precios, apenas ocurra el ajuste, se disparen vertiginosamente, por decreto y con control de precios, copiando el mismo esquema de siempre, distorsionando la moneda nuevamente y generando más inflación y escasez, esta vez a niveles inimaginables, jamás nunca vistos, todo ello aunado a que con el mecanismo de control del carnet de la patria se consolida el sistema de subsidios directos, todo lo cual esclaviza a la población de manera contundente.

La realidad es patente y no se puede tapar el sol con un dedo, el Gobierno venezolano el único responsable de haber llegado a esta situación, gracias a sus políticas económicas equivocadas, injustificables por demás, ya que haber mantenido durante más de 20 años las condiciones propicias para estimular el contrabando de gasolina con Colombia sin poner coto al mismo, lo convierte coparticipe de ese proceder, en primer lugar, en segundo lugar, resulta inaceptable que se haya entregado el crudo venezolano en condiciones extremadamente favorables a terceros países y que Venezuela, ahora tenga que gastar ingentes recursos públicos para importar la gasolina, que gracias a su ineficiencia dejó de producir PDVSA y en tercer lugar tanto nadar para morir en la orilla, porque finalmente lo que han hecho es reconocer el valor del dólar de manera tacita, al ajustar el precio de la gasolina a los precios internacionales.

Por lo que la consecuencia de todo ello va en el orden ahora de castigar al venezolano haciéndolo pagar la gasolina a precio internacional todo lo cual además de absolutamente injusto es insólito, todo ello con el agravante de obligarnos a la tramitación del “Carnet de La Patria” a los efectos del disfrute del subsidio de la gasolina, lo cual resulta discriminatorio, dadas sus connotaciones políticopartidistas.

La realidad a la que nos enfrentamos con este ajuste del combustible, es un impacto determinante en el sector industrial y comercial que sin duda redundará en los precios de los bienes y servicios y si el aumento del mismo no se realiza de manera progresiva la debacle que se nos avecina será de connotaciones históricas.

La verdad que con tristeza les digo lo único que aun teníamos los venezolanos como privilegio de este gran país, era el precio de la gasolina, y aun cuando no se ha producido formalmente el aumento, de facto ya lo hay porque los que han cargado combustible a su vehículo saben que llenar un taque de gasolina tiene un costo de 1.000 BF, como mínimo. Mientras tanto, el gobierno intenta ahora hacer lo que no hizo durante 20 años buscando desesperadamente un equilibrio que de manera abrupta puede generar un caos. En Venezuela a todos nos gusta la gasolina como dice Daddy Yankee en su canción, de modo que cuidadito, mosca pues, no vaya a ser que la energía desplegada gracias a este aumento, nos despierte la rebeldía de otros tiempos.