Vamos a ponerle la etiqueta de vencimiento a Maduro, por Carlos Ochoa

Vamos a ponerle la etiqueta de vencimiento a Maduro, por Carlos Ochoa

Son muchos los venezolanos que estamos viviendo el desconcierto de un país que no se parece en casi nada a lo que fuimos hace unas décadas, con sus aciertos y errores.  No nos acostumbramos, ni nos resignamos a que todo vaya de mal a peor, por eso cuando los hijos, los sobrinos, los amigos y los hijos de los amigos,  se marchan a buscarse la vida a cualquier otro país, en ese fenómeno migratorio que no conocíamos, y que identificamos con la diáspora bíblica del pueblo judío para darle un contenido de esperanza religiosa,  se apodera de nosotros un sentimiento confuso, en donde la tristeza por la partida, y la alegría que deposita el futuro en el exilio de los que pudieron marcharse por aire, tierra y mar, se manifiestan simultáneamente sin que podamos evitarlo.

El drama humanitario que está sucediendo en Venezuela y que el gobierno se niega a reconocer, tiene internacionalmente serias implicaciones que responsabilizan al régimen. A la confiscación de la democracia, acusaciones de violación de derechos humanos, criminalización, encarcelamiento y exilio de la dirigencia política opositora, investigaciones de delitos de blanqueo de dinero, contrabando de oro, gasolina y hasta narcotráfico, se le suma el drama humano de los desplazados que cruzan la frontera, para literalmente no morirse de hambre en su país, y la tragedia de los que nos quedamos, que vivimos cotidianamente  la incertidumbre de no saber cuándo vamos a recuperar a  Venezuela .





Los países vecinos han sido generosos, pero si la crisis se agrava como parece que va a ocurrir por la reiteración de errores en los distintos planes económicos que ha lanzado el gobierno sin resultados positivos, la comunidad internacional a través de los organismos que correspondan, van a pasar a un nivel superior de activación  de todos los escenarios para la salida de un  Presidente y un gobierno, que será recordado como el más nefasto de toda la historia de Venezuela, principalmente porque el número de desplazados se incrementaría impredeciblemente, y esto generaría una crisis regional inmanejable que nadie desea.

El paso más importante en este sentido se está dando en la ONU esta semana con la implementación de la “Fórmula Arria”, que no es otra cosa que una reunión oficiosa del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para intercambiar impresiones sobre un tema de conflicto en particular. El tema es la crisis de Venezuela, así que aunque el gobierno la niegue, la desaparezca de los discursos y de la enorme cantidad de medios que controla, se va a discutir la crisis venezolana en el Consejo de Seguridad de la ONU.

Me van a decir, si, ponte a creer que te vas a volver creyón. Y les concedo la razón, esa reunión por sí sola no va sacar a Maduro, pero el hecho de que se discuta la crisis en la ONU, fortalece la posición del Presidente de la OEA, y de los países americanos y europeos que apoyan una solución a la crisis humanitaria y política de Venezuela.

Si el poder externo democrático avanza, visibilizando la magnitud de la crisis venezolana, y colocándola en el tapete de la agenda mundial, por lógica de consecuencia, el poder interno que representa la oposición que resiste al régimen como puede, toma aire, se sale de la inútil diatriba de dimes y diretes, de la campaña de desprestigios que en nada contribuye, y por el contrario favorece ya saben a quién en Miraflores.

La oposición  puede pasar a la ofensiva con la internacionalización del conflicto,  compartiendo objetivos concretos y acciones de aislamiento al régimen con los países aliados, y por supuesto, tiene que trabajar en una estrategia compartida y discutida de la imprescindible agenda que se requiere para  la transición, no en abstracto como hasta ahora se percibe,  sino en concreto, lo que equivale a colocarle ya, ahora, porque Venezuela no soporta más, la etiqueta de vencimiento de una vez por todas, a Maduro y a su gobierno podrido de enchufados.

Aunque muchos crean que es imposible y que todo está perdido, lo cierto es que Maduro está acorralado, sin importar que muerda y ladre, que amenace y meta miedo. Está en un callejón sin salida.