En 2016, el gobierno venezolano emitió un decreto convirtiendo cerca de 112.000 kilómetros cuadrados de selva amazónica en un distrito minero especial, llamado Arco Minero. Nicolás Maduro prometió que el Arco Minero traería prosperidad económica y “desarrollo minero ecológico”.
Por lapatilla.1eye.us
Pero, en cambio, parece ser el mayor desastre minero y ecológico de América Latina, ya que la minería incontrolada y primitiva en la región está causando estragos en comunidades vulnerables, degradando ecosistemas y dañando la increíble biodiversidad de la región, que incluye desde jaguares y armadillos hasta unas 850 especies distintas de aves.
El saqueo de Venezuela de sus propios recursos y la correspondiente devastación ambiental no reciben la atención nacional e internacional que deberían.
Pero por primera vez, en julio, el Arco Minero fue tratado en una plataforma regional importante: el Congreso de la Sección Latinoamericana y del Caribe de la Sociedad para la Biología de la Conservación (LACA-SCB), que es la comunidad de profesionales de la conservación más grande del mundo.
Durante el evento, celebrado en Trinidad y Tobago, LACA-SCB acordó una declaración de la conferencia sobre el Arco Minero: El comienzo de la declaración dice:
“En el Escudo Guayanés de Venezuela y la Cuenca Amazónica, incluyendo todos los territorios al sur del río Orinoco y su delta, se genera un área de importancia regional crítica para la conservación de la diversidad biocultural. Entre 2000 y 2015, la deforestación allí se ha incrementado exponencialmente debido en parte a la intensificación observable de las actividades humanas en el norte del estado de Bolívar, un “punto clave” de metales preciosos y minerales como oro, diamantes, hierro y coltán, entre otros. La mayoría de estas actividades están directa o indirectamente relacionadas con un aumento de las prácticas informales de extracción de oro , que afectan áreas protegidas y territorios indígenas”
Puede ver la declaración completa haciendo click acá
Hasta ahora, se han hecho pocos intentos para estudiar los impactos actuales y futuros del Arco Minero, pero los primeros indicadores son alarmantes. Juan Carlos Amilibia, biólogo de la Universidad Central de Venezuela, explica que la Amazonía venezolana está cada vez más deforestada y que la minería se está convirtiendo en una de las mayores amenazas para la biodiversidad. “El gobierno debería hacer esfuerzos para controlar la minería ilegal donde antes no había deforestación, en lugar de crear nuevas zonas de extracción y extracción”, dice citado por el Eatrh Island Journal
El arco minero se superpone con parques nacionales y varios monumentos naturales. Al menos 198 comunidades indígenas viven en el área decretada, aunque no se han llevado a cabo consultas obligatorias, establecidas en virtud del derecho internacional y nacional. Según Vilisa Morón, presidenta de la Sociedad Ecológica Venezolana, las tribus que viven en el Arco Minero son extremadamente vulnerables a la contaminación causada por la minería. Por ejemplo: “Alrededor del 92 por ciento de la población femenina Yek’wana tiene altos índices de mercurio en el cuerpo, lo que implica que el 32 por ciento de estas mujeres podría dar a luz a bebés con problemas neurológicos”, dice.
Hablando en la conferencia, Francoise Cavada-Blanco, bióloga marina de la Universidad Simón Bolívar, habló sobre cómo la degradación dentro del Arco Minero podría extenderse más allá de las fronteras de Venezuela. Específicamente, dice que la contaminación por mercurio en el río Orinoco podría afectar los sistemas costero-marinos de Trinidad y Tobago, un país insular de dos islas a una distancia de tan solo 15 kilómetros de Venezuela. La declaración de la Sociedad de Biólogos de la Conservación sobre el Arco Minero también reconoce estos efectos indirectos: “Estos impactos probablemente trasciendan las fronteras de Venezuela más allá del área de influencia inicial del Río Orinoco y afecten al sudeste del Caribe, convirtiéndose así en un amenaza.
La investigación de los conflictos ambientales en Venezuela es un lujo que muchos residentes locales y activistas no pueden darse. Tienen trabajo más que suficiente abordando las cuestiones relacionadas con los presos políticos, los graves abusos contra los derechos humanos, delitos estatales, escasez de medicamentos y mucho más. Los académicos y periodistas interesados ??en realizar trabajo de campo en el Arco de la Minería también se enfrentan cada vez más a obstáculos prácticos que impiden el acceso a la zona.
La Guardia Nacional Bolivariana, notoriamente corrupta y violenta, y el ejército venezolano instalan numerosos puntos de control en el Arco Minero, mientras que las bandas armadas ilegales y los grupos guerrilleros colombianos que cruzan la región ejercen control sobre las operaciones mineras. La participación de grupos armados y su despliegue de violencia en la región (las masacres y tiroteos ocurren con frecuencia) hacen que sea casi imposible visitar, estudiar e investigar apropiadamente los impactos ambientales de las operaciones mineras. Si esto no es suficiente, la escasez de combustible y la falta de acceso al dinero en efectivo hacen que sea prácticamente imposible moverse en el Arco Minero, especialmente porque el oro se usa a menudo como moneda en los enclaves mineros.
Por todas estas razones, LACA-SCB está instando a los desarrolladores nacionales e internacionales y partes interesadas en el Arco Minero a reducir los impactos ambientales perjudiciales de la minería y los derechos humanos en toda la región, y hace un llamamiento a la comunidad científica y académica para llevar a cabo investigación sobre los impactos de las industrias extractivas en el país.