Las guerras entre bandas, la crisis en los hospitales, el desempleo, fallas en los servicios son solo algunos de los dolores de cabeza de quienes hacen vida en la Guajira venezolana. La población indígena wayuu vive el peor deterioro de su historia, lo que obliga a sus habitantes a abandonar conucos, pueblos y caseríos en busca esencialmente de comida, reseña Diario Las Américas.
La situación se repite en las aulas. Cientos de niños y jóvenes de las regiones fronterizas de Guana, Carretal, Caujarito y Guarero abandonaron las escuelas por falta de alimentos. Los maestros se unieron al éxodo en feroz huida no solo por el deterioro de la calidad de vida que sufre el país, sino porque no existen las mínimas condiciones de supervivencia.
Los habitantes se quejan de que hay más tiroteos que comida por la guerra entre bandas que prevalece en la frontera por el contrabando, así como la presencia de civiles armados en los pueblos fronterizos.
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