El más reciente informe de OPEP, confirma lo esperado. De acuerdo a fuentes secundarias, usadas de manera habitual por esta organización, la producción total de Venezuela cayó, para el mes de mayo, a 1 millón 392 mil barriles por día, vale decir 42 mil barriles menos que en abril, en otras palabras un 2.7% mensual.
Por Horacio Medina @unape
Lo que resulta todavía peor, ante esta dramática cifra, es que la producción directamente operada por PDVSA (esfuerzo propio), según nuestras fuentes, no supera los 650 mil barriles por día, lo cual, comparado con la producción directamente operada por PDVSA (esfuerzo propio) en 1998, que era de 2 millones 850 mil barriles diarios, permite cuantificar el tamaño de la impresionante demolición de la industria, ocurrida en 20 años de destrucción y sobre todo, indica la absoluta imposibilidad real de recuperar esa capacidad de producción realizada con esfuerzo propio.
El daño ocasionado por esta plaga de langostas, roja rojita, es irreversible en gran proporción, sin lugar a ninguna duda.
La OPEP, seguramente decidirá de manera oficial (en la práctica ya sucede) aumentar su producción en unos 250 mil barriles diarios (estimación nuestra), para compensar la caída de producción de Venezuela, de carácter estructural y con inercia que avanza a la baja. Además OPEP deberá precisar y compensar la caída puntual en Nigeria y Libia, así como el posible impacto de las medidas de EEUU contra Irán.
Recorremos que en Nigeria los continuos actos de terrorismo han regresado y mermado al producción durante el últimos mes en nos 53 mil barriles diarios y en Libia, por razones de índole externa a la industria en unos 24 mil barriles diarios.
Mientras tanto, sigue en boga la retórica que se desprende de una “robolución” insaciable y que trata de ocultar lo inocultable, lo inevitable: el colapso total.