Un atacante suicida dejó el lunes al menos ocho muertos cerca de una reunión de clérigos musulmanes que salían de una carpa gigante en la capital afgana, Kabul, donde se habían congregado para denunciar el terrorismo y hacer un llamamiento por la paz, dijeron responsables de seguridad.
Ningún grupo se ha atribuido inmediatamente la responsabilidad del ataque, que pone de manifiesto el empeoramiento de la situación de seguridad antes de las elecciones parlamentarias y locales previstas para el 20 de octubre.
En los últimos meses se han producido una serie de ataques con bomba en Kabul que han matado a decenas de personas y no hay señales de que la situación se vaya a apaciguar durante el mes sagrado del Ramadán.
El miércoles, hombres armados con fusiles de asalto y granadas irrumpieron en la sede fortificada del Ministerio de Interior y se enfrentaron a las fuerzas de seguridad durante más de dos horas.
En abril, dos explosiones en Kabul dejaron al menos 26 víctimas mortales, incluidos nueve periodistas que estaban informando de una explosión previa y que fueron el objetivo de un atacante suicida.
Una semana antes, 60 personas murieron y más de 100 resultaron heridas cuando un suicida se inmoló a la salida de un centro de registro de votantes en la ciudad.
El Estado Islámico ha reivindicado muchos ataques en Kabul, pero responsables de seguridad dicen que es muy probable que algunos sean obra de la red Haqqani, un grupo afiliado a los talibanes que quiere reinstaurar el estricto régimen islámico que fue derrocado en 2001 por fuerzas apoyadas por EEUU. Reuters