El motín en los calabozos policiales de la ciudad de Valencia supone un nuevo episodio en el drama reincidente de revueltas carcelarias en América Latina, reseñó AFP.
Los más graves
Varios motines, a veces seguidos de incendios, dejaron más de un centenar de muertos en los últimos 30 años.
En 2005, una pelea entre reclusos de la prisión dominicana de Higüey, a 150 kilómetros de Santo Domingo, terminó con un gigantesco incendio provocado por el fuego en los colchones. Murieron 135 personas.
En 1994, las peleas y un incendio dejaron 121 muertos en la prisión de Sabaneta, en Maracaibo, en el noroeste de Venezuela.
En 1992, más de 300 policías armados intervinieron en los enfrentamientos entre detenidos en la prisión de Carandiru, en Brasil, entonces la más grande de América Latina, y murieron 111 prisioneros.
Venezuela
Los motines violentos son frecuentes en Venezuela, donde en 2016 había 88.000 personas en las prisiones a pesar de una capacidad oficial de 35.000 plazas, según datos de la oenegé Una Ventana a la Libertad.
En agosto de 2017, un motín dejó 37 víctimas en un centro de detención provisional en el estado Amazonas (sur).
En abril de ese año, los enfrentamientos entre detenidos de bandas rivales dejaron 12 muertos y 11 heridos en la prisión de Puente Ayala en Barcelona (este).
En 2013, un motín en la prisión de Uribana (noroeste), provocado por una inspección para buscar armas, provocó la muerte de 60 personas.
En 2012, les enfrentamientos en la prisión de Yare I, cerca de Caracas, dejaron 25 muertos.
Otros países en América Latina
Además de Venezuela, otros países en América Latina vivieron motines en los últimos meses.
El 1 de enero de 2018, los enfrentamientos entre bandas rivales del crimen organizado dejaron nueve muertos en un complejo penitenciario del Estado de Goiás (centro oeste), en Brasil, de la que se habían escapado un centenar de prisioneros.
En 2017, dos motines en México dejaron 16 muertos en Cadereyta (centro) y 28 muertos en Acapulco (sur).
El 3 de enero de 2017 una venganza entre bandas rivales brasileñas en Manaus, en la Amazonia, dejó 56 detenidos muertos. Algunos cuerpos fueron hallados sin vísceras y decapitados.
Cinco días más tarde, 31 detenidos fueron asesinados de manera parecida en una prisión del Estado de Roraima (norte).