El equipo audiovisual de La Patilla decidió hacer un recorrido para conocer la realidad de la Misión Mini Muchachada, ya que más que “el crecimiento y el fortalecimiento de la juventud” parece esconder la explotación de niños y adolescentes menores de edad que actualmente trabajan organizando a los usuarios que utilizan el Metro de Caracas.
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El 13 de agosto del 2017 arrancó la misión Mini muchachada, que según el Movimiento Somos Venezuela, liderado por la constituyente Delcy Rodríguez, busca “el crecimiento y el fortalecimiento del futuro de Venezuela como los son los niños y los jóvenes”.
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“El proceso revolucionario viene generando un cambio en la juventud, la cual pide en coro tener chamba y a partir de allí surge el proceso Chamba Juvenil y la Misión Mini Muchachada, creación de nuestro Presidente Nicolás Maduro Moros”, explicó Pedro Infante, ministro del Poder Popular para la Juventud y el Deporte en una alocución.
¿Es explotación de menores?
La Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente contempla en el capítulo 3, artículo 94 que “todos los niños y adolescentes trabajadores tienen derecho a estar protegidos por el Estado, la familia y la sociedad, en especial contra la explotación económica y el desempeño de cualquier trabajo que pueda entorpecer su educación, sea peligroso o nocivo para su salud o para su desarrollo integral”.
En el artículo 96, se especifica que la edad mínima de un adolescente para empezar a trabajar es de 14 años de edad y que en caso de violarse esta ley “los niños y adolescentes disfrutarán de todos los derechos beneficios y remuneraciones que les corresponden”.
Lea a continuación la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente.
LEY ORGÁNICA PARA LA PROTECCIÓN DEL NIÑO Y DEL ADOLESCENTE by La Patilla on Scribd
Siguiendo los pasos de Cuba
Pero esto no es algo nuevo. En Cuba también los niños trabajan por falta de oportunidades y para ganar un poco de dinero “para poder sobrevivir”.
Según el portal cubanet.org, “los niños son obligados a trabajar o a hacer largas colas en los mercados para obtener el alimento, aprendiendo lo dura que es la vida en Cuba, o solos, luchando bajo el sol, ya con la lección asimilada de que no hay muchos caminos para elegir buscando escapar de la miseria”.
“Yan Carlos y Arián -niños entrevistados por dicho portal web- viven a veces de ese tipo de pesca. También ganan algo extra pidiéndoles dinero a los turistas, sirviéndoles de guías o brindándole un espectáculo de sus destrezas al nadar, compitiendo entre ellos mismos a ver quién alcanza determinada distancia o cualquier objeto que les arrojen al agua”.
Según el Convenio 138 de la Organicación Internacional del Trabajo (OIT) “ninguna persona menor de 18 años debe realizar trabajos que atenten contra su salud o su moralidad”.
No hay nada más triste que ver a un niño cambiar una pelota o una muñeca por la necesidad de trabajar. Es inaceptable que un joven realice este tipo de acciones, ya sea por falta de dinero o por órdenes de cualquier Gobierno, porque según las leyes de la mayoría de las Organizaciones de Protección al Menor esto es ilegal, cosa que ambos Gobierno no cumplen ni respetan.