Julio César Arreaza: Despertar y reaccionar

Julio César Arreaza: Despertar y reaccionar

 

Quien sí ha sabido cumplir con su función en la sociedad en estos aciagos últimos 20 años, es la Iglesia católica que mueve las conciencias y no sólo las actuaciones.

El historiador vivo más importante del país, Germán Carreras Damas, exalta que la Iglesia cumple cabalmente con el contrato que suscribió con la sociedad de defender a la democracia. Las dificultades son enormes, el Papa Francisco las acaba de definir: “Pienso en la querida Venezuela, que está atravesando una crisis política y humanitaria, cada vez más dramática y sin precedentes…”. Estamos delante de una multiforme crisis que ya se convirtió en existencial, el régimen erradicó la democracia y ya ni siquiera trata de simularla.

Los jóvenes huyen del país, lo vemos en el drama reciente del naufragio de una embarcación que concluyó con la trágica muerte de un grupo significativo de ellos.

La raíz de los problemas está en la implantación de un proyecto político totalitario, empobrecedor, rentista y centralizado.

La ANC inconstitucional e ilegítima en su origen y en su desempeño, con la fuerza de los machetes, se erige en un supra poder con funciones ejecutivas y judiciales. Con la suspensión del referéndum revocatorio y la creación de la ANC cubana, el régimen usurpó al pueblo su poder originario y ve empeorar día tras día su situación. La solución es que el pueblo recupere el ejercicio de la soberanía popular. El punto de apoyo común debe ser el respeto de la Constitución vigente.

El CNE tiene que ser reestructurado para satisfacer la imparcialidad que exige la Constitución. La elección presidencial de este año debe contar con la presencia y supervisión de Observadores Internacionales. 

Despertar y reaccionar es percatarse de que el poder del pueblo supera cualquier otro poder.

La emergencia económica y social hace indispensable un Canal Humanitario. La desnutrición y las muertes por inanición no se detienen por el hambre.

Venezuela necesita un cambio de rumbo. 

Manifestamos nuestra solidaridad con los presos políticos, exiliados y detenidos injustamente, en situaciones infrahumanas, enfermos, privados de visitas familiares, a los cuales se les niega el derecho a un debido proceso. Merecen la libertad plena. Pedimos que se investiguen las denuncias sobre las torturas y castigar a los responsables según las leyes.

Cada vez es mayor la ruina, la opresión y el caos. Nuestro pueblo está apesadumbrado, desanimado y angustiado por las penurias que estamos pasando, por el proceso de progresiva paralización que estamos viviendo.

El destino glorioso que nos corresponde sólo se dará en libertad, justicia y paz. Vislumbramos el porvenir, nuestra sociedad está llamada a ser la primera sociedad democrática de América Latina. Este es el desafío grande.

¡No más prisioneros políticos, asesinados, torturados ni exiliados!

 

 

 

 

 

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