Entramos en un 2018 llenos de expectativas, de nerviosismo, de incertidumbre, de desabastecimiento, de escasez y de una hiperinflación que nos arropa sin piedad, trayendo como consecuencia, la profundización de la crisis política, económica y social que se vive en el país, experimentando momentos nada gratos, porque el pueblo siente con fuerza los embates de una economía de guerra impuesta por burócratas que tienen a la gente muriendo de hambre.
La falta de alimentos, de medicinas, de aceites para vehículos, de efectivo y de un cantidad de rubros, nos mantienen en un limbo muy grande, y en niveles de desesperanza alarmantes. Pues bien, y aún incluso teniendo el dinero, cuesta Dios y su ayuda para poder satisfacer necesidades básicas y elementales como la alimentación, el vestido y el transporte.
Ya basta de echarle la culpa a una página web de la economía dolarizada a precio de mercado negro en la que vivimos, donde incluso hasta un platanero varia el precio de su producto, de acuerdo a los incrementos diarios que sufre la divisa. No es justo que los venezolanos tengamos que pagar para comprar efectivo. No obstante, la teoría de los pagos electrónicos no funcionan en un país con el ranking de Internet más bajo del mundo, con plataformas digitales saturadas y sin mantenimiento y donde se tiene que raspar la tarjeta hasta por un caramelo.
La apertura de un canal humanitario sigue siendo una solicitud coherente y urgente, porque la gran mayoría de venezolanos hoy vivien en condiciones de pobreza extrema, esperando las dádivas del gobierno a cambio de estar inscritos en el carnet de la patria, o de un voto manipulado. En los hospitales la gente muere a mengua porque no hay ni una curita, ni un antidiarréico, o un calmante para un dolor.
Es menester que los jerarcas reflexionen y tomen en cuenta que lo que está en juego es la vida de un pueblo al que pareciera lo han condenado a muerte. Es necesario que tomen medidas oportunas y viables, y dejen el populismo a un lado, con llamados saqueos organizados que son pan para hoy y hambre para mañana.
Señores la olla está hirviendo y no es precisamente porque se vaya a hacer un sancocho, sino por el cúmulo de descontentos y humillaciones a los que ha sido sometido el pueblo. El estómago y el hambre no entienden de proyectos a mediano plazo. El estómago sólo se satisface con comida y con buena alimentación, y de eso es precisamente que carecemos. Pónganse las pilas señores y dejen de manipular a los más humildes, no pasen a la historia como los depredadores del país.
Clever Lara
Secretario de Organización
Acción Democrática Aragua
@cleverlaraad