“Lo más grave de lo que ocurre actualmente en Venezuela no es sólo el proceso de hiperinflación. En Venezuela se sufre una crisis humanitaria de enormes proporciones, sencillamente inocultable. El hambre es inocultable y está llegando a límites inhumanos, se aprecia a simple vista, en gente, mucha gente, comiendo de la basura o en pedigüeños de a montón que se agolpan para solicitar por caridad un mendrugo en cualquier panadería o abasto. La diáspora de venezolanos no tiene precedentes en la historia. Nos han convertido en un país de migrantes por comida. Los jóvenes en nuestro país ya no sólo carecen de oportunidades hacia el futuro, porque sencillamente desde el gobierno les arrebataron el presente”, así lo expresó en el día de hoy, el profesor William Anseume, presidente de la Asociación de Profesores de la Universidad Simón Bolívar (APUSB).
Nota de prensa
Señaló Anseume que: “poder comer, tener un trabajo digno, aspirar a vivienda y seguridad son Derechos Humanos vulnerados, como lo han sido todos los demás Derechos en un país otrora productivo al que ha dejado en bancarrota el oficialismo gobernante. Inmoral es el uso político de intercambio de comida por conciencia en la ciudadanía desprovista de lo ínfimamente necesario para la subsistencia. La situación se torna explosiva en cada esquina, porque, como dice el preámbulo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, estos deben ser protegidos por régimen de Derecho”.
Además agregó que “lo que se vive en las calles del país contradice abiertamente lo puntualizado en este documento de fundamental trascendencia a nivel mundial. De hecho, el artículo 5 de esa misma Declaración sostiene que nadie debe ser sometido a tratos crueles, inhumanos o degradantes y, precisamente, este tipo de tratamiento es el que recibe la población venezolana en su casi totalidad porque la situación de hambruna es cruel, es inhumana y degrada a las personas, hasta el punto de verse obligadas a intercambiar un voto por una oferta de pingüe dinero, un carnet que pudiera garantizarle a futuro algunos beneficios para obtener alimentos o una bolsa de comida apaciguadora momentáneamente del hambre que cunde”.
El número 25 de los artículos de esa Declaración Universal debería protegernos de toda esta lamentable situación de imposición económica del hambre como ciudadanos de un país libre que debemos ser. Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios.
“En Venezuela no tenemos ese nivel de vida adecuado, carecemos de alimentos, se imposibilita cada vez más la vestimenta y la vivienda, mientras la crisis de la salud, conocida por todos, se refleja, entre otras cosas, en la escasez de medicamentos y en las imposibilidades de atención médica en hospitales y clínicas. Los servicios en todo sentido se ven estropeados, ya vemos como se transporta la gente en camiones por la insuficiencia de unidades en circulación”, aseveró.
Por su parte, el Secretario General de la APUSB, profesor Luis Buttó, se refirió al aspecto laboral, al indicar que: “se percibe indefensión absoluta del trabajador cuando el Estado venezolano, por acción o inacción, contraviene abiertamente parámetros establecidos por la Organización Internacional del Trabajo relativos a la justicia social, que pueden ser medidos por el suministro a los trabajadores de alimentos, vivienda y facilidades de recreo y cultura adecuadas. Nada de ello se cumple en Venezuela. Por el contrario, se obvian las disposiciones respectivas al empleo decente de hombres y mujeres en irrestrictas condiciones de libertad, equidad, seguridad y dignidad humana. En nuestro país todo trabajo es precario pues la mayoría de los trabajadores afronta elevados niveles de inseguridad laboral, reducidos niveles de permanencia en el empleo y muy bajos salarios, razones por las cuales el trabajo se torna incierto, impredecible y riesgoso”.
Agregó Buttó: “en la actualidad, un profesor universitario en su mayor escalafón, apenas percibe algo más de ocho dólares mensuales, según los vaivenes y distorsiones que resultan del esquema cambiario vigente. Eso equivale a tan sólo una hamburguesa regular en cualquier parte del mundo. Los médicos, por ejemplo, reclaman hoy mismo un bono navideño que no les ha sido entregado. En líneas generales, los trabajadores venezolanos se hunden cada día más en la miseria. Esto es indigno, cruel e inhumano. Así ningún país es productivo ni transita una ruta segura al desarrollo y a la elevación del nivel y calidad de vida de su gente. Con toda razón, el país no retiene a tantos connacionales que buscan emigrar desesperadamente”.
“Manos laboriosas, mentes bien formadas, voluntades incansables de mejora que se pierden irremediablemente, pese a que la nación los requiere con urgencia en aras de alcanzar el progreso necesario y anhelado. Sabemos que la APUSB no es la única organización que denuncia esta situación, pero la tristeza que en todos lados se percibe, pese a estar en fiestas decembrinas, nos obliga a pronunciarnos. Sólo nos estamos sumando responsablemente al inmenso clamor nacional para que toda esta problemática, generada por un poder profundamente indolente e incapaz, sea enfrentada con la urgencia necesaria y al respecto puedan encontrarse soluciones efectivas en el corto plazo”.