A cuatro meses de la espuria elección de la Asamblea Nacional Constituyente psuvista, el balance en materia de política exterior, es por decir lo menos inoperante. Y no sorprende que sea así, dado los verdaderos propósitos de este órgano dictatorial, instaurado a sangre y fuego para asegurar la perpetuación en tiempo del Estado Cuartel que oprime al país.
A semanas de cumplirse el plazo establecido por la ONU para finiquitar una solución a la disputa por el territorio Esequibo, no ha habido mayor interés en defender los legítimos derechos de Venezuela sobre este importante espacio geográfico. Salvo la anodina declaración pública en torno a la reunión del canciller Arreaza con su homólogo guyanés en Nueva York para abordar la Cuestión Esequibo, en octubre pasado, es preocupante la forma antipatriótica como se mueven los hilos al respecto.
Dos veces ha sido convocado este año, el Consejo de Defensa de la Nación y ninguna posición oficial se conoce en torno a las reiteradas declaraciones amenazantes a la integridad nacional, proferidas por las más altas autoridades guyanesas en los últimos meses. Por su parte, la todopoderosa Asamblea Nacional Constituyente psuvista cuyos connotados diputados se rasgan las vestiduras, en defensa de la patria, nada dicen sobre la Cuestión Esequibo.
Ni un acuerdo, ni un exhorto, ni siquiera un acto oficial de Estado in situ, ha propuesto alguno de los constituyentistas, entretenidos los más en disfrutar de los privilegios del poder que al menos redactar el primer artículo de la nueva constitución que se supone deberían redactar.
Por el contrario, el cogollo que dirige su vocería se ha dedicado a verter su odio sobre el resto del país, aprobando normas anticonstitucionales y practicando el chantajismo descarado al presentarse como parte de la mesa de negociación instalada en República Dominicana.
Está más que claro que a la Constituyente psuvista no le interesa el Esequibo y no es de extrañar esta entreguista postura, dada la antipatriótica política exterior del gobierno cuyos pasos parecen dirigidos a renunciar a la legítima soberanía venezolana sobre esta porción del territorio nacional, a cambio de los votos de los países aliados a Guyana que conforman la CARICOM, cuya presencia en organismos multilaterales permite lavarle el rostro a la dictadura en Venezuela.