La situación en la localidad de Sarpul Zahab, la más afectada por el terremoto en Irán, es desoladora con cientos de personas llorando entre los escombros a la espera de tener noticias de sus familiares desaparecidos.
Los habitantes de la zona siguen desde primera línea las labores de rescate con al esperanza de que sus allegados sean encontrados con vida, según pudo constatar Efe.
El seísmo, de 7,3 grados en la escala de Richter, ha devastado varias localidades de la provincia occidental de Kermanshah, fronteriza con Irak, donde los fallecidos ascienden ya a 328 y los heridos a casi 4.000.
Aunque las cifras todavía no son concluyentes, se cree que la mayoría de las víctimas mortales se han registrado en Sarpul Zahab, donde la electricidad sigue cortada y se calcula que la mitad de los edificios han sufrido importantes daños.
Mientras los equipos de rescate retiraban los escombros de una edificio de viviendas de protección social, Sarpul Zahab fue sacudida por otra réplica.
“Ya Husein”, gritaron desconsolados los ciudadanos implorando al tercer imán de los chiíes y nieto del profeta Mahoma, muy venerado en la República Islámica.
La mayoría de los congregados no eran habitantes de la zona sino familiares de aquellas personas desaparecidas entre los escombros, como Arsalan Darabí, de unos 50 años.
Darabí llevaba cerca de 10 horas frente al edificio en el que vivían su sobrino de 30 años, su mujer y dos hijos, de los que no se sabe nada.
“¿Cómo podemos sentirnos si hemos perdido todo? No sabemos si están vivos y sufriendo bajo los escombros, o muertos”, dijo a Efe entre lágrimas.
Los equipos de rescate están empleando perros rastreadores para comprobar si hay supervivientes o cuerpos, y a continuación retiran los escombros de tres metros en tres metros.
Los edificios más damnificados de la ciudad son un conjunto de viviendas de protección social, donde se calcula que por lo menos cinco o seis familias continúan bajo las ruinas, según un miembro de los equipos de rescate.
Los que lo han perdido todo se han instalado en tiendas de campaña en un parque. Se quejan de que por el momento no han recibido ayuda de las autoridades.
“No nos han atendido bien. No tenemos ni agua ni comida”, comenta a Efe Safarí, un joven de 32 años que pudo escapar de su casa antes de que se derrumbara.
Safarí comparte tienda con otras siete personas, entre ellas un joven de 27 años que explica que su padre y sus hermanos están heridos en el hospital.
Los hospitales de Sarpul Zahab están colapsados, al igual que los de otras poblaciones cercanas damnificadas como Eslamabad Gharb y Ghasr Shirin, con población mayoritariamente kurda.
Las autoridades han establecido hospitales de campaña y han enviado unas 140 ambulancias y una veintena de helicópteros para trasladar a los heridos a otras zonas, según la Organización de Gestión de Crisis de Irán.
Ante la magnitud de la tragedia, han sido movilizados el Ejército, los Guardianes de la Revolución, la fuerza de Voluntarios Islámicos y la Media Luna Roja de Irán para ayudar en las tareas de búsqueda.
Los terremotos son frecuentes en Irán, país con una gran actividad sísmica, pero este es el más grave de los últimos años.
Los seísmos más mortíferos en Irán hasta la fecha se produjeron en diciembre de 2003 y en junio de 1990, cuando perdieron la vida 31.000 y 37.000 personas, respectivamente. EFE