La era chavista-madurista de casi 20 años nos convirtió en país de recogelatas, se robaron los dólares de la bonanza petrolera, y por su impudicia y estulticia han gobernado para hacer más pobres a los pobres, para dominarlos en su miseria provocada con dolo: el ardid de una bolsa de comida, ahora media bolsa, y cada día será menos, un vil control social para permanecer en el poder.
La gente recibe contrariada los aumentos salariales decretados en una economía colapsada, porque saben que provienen de la perniciosa emisión de dinero inorgánico, traducida en hiper inflación, en dinero que no vale el papel que lo contiene, convertido antes que entre a los bolsillos en sal y agua, sin poder de compra.
Estos comunistas ladrones y perversos le entregaron la soberanía a Cuba, y ahora con la hiper inflación más alta del mundo, deciden venderle el país a China y a Rusia. Los contratos de interés público que no hayan sido sometidos a AN, serán desconocidos cuando tengamos un gobierno democrático. Estamos fuera del orden constitucional, en una situación de facto coercitiva. Los inmorales hablan de socialismo pero los ves entregando el país, como drogadictos venden las joyas de la familia para satisfacer su adicción de permanecer en el poder como sea. La miseria crece todos los días y la basura nos asfixia. Venezuela se cae a pedazos.
Hoy requerimos un liderazgo orientado no a la dominación o la satisfacción egoísta, sino al servicio delos venezolanos. El ser social del hombre justifica la existencia de una auctoritas para ordenar la convivencia humana hacia el bien común. Autoridad viene del verbo latino augere (crecer y hacer crecer, acrecentar, enriquecer) y su tarea ha de ser, procurar el desarrollo de a quienes “manda”, es decir, servirlos. Esta es la finalidad del poder en la comunidad política. La persona humana, con su dignidad y derechos inalienables, tiene carácter de fin y no de medio o instrumento. El Estado ha de funcionar al servicio de la persona.
Apoyamos la proposición realista de la Causa R, de proceder cuanto antes a elegir en primarias el candidato presidencial de las mayorías del país, como respuesta a los dos últimos fraudes masivos del régimen forajido. Exigimos del liderazgo democrático un planteamiento estratégico-eficaz–coherente, para cambiar el modelo hambreador de dominación y superar la crisis humanitaria sin precedentes que padecemos. El candidato legitimado por una elección limpia organizada por la sociedad, le corresponderá liderar la protesta social y evitar el desconocimiento de la voluntad popular en las próximas elecciones presidenciales. Luchando unidos lograremos condiciones justas, en consonancia con el mandato histórico del 16-7, que ordena la renovación de los poderes públicos conforme a la Constitución y la realización de elecciones libres y transparentes.
¡No más prisioneros políticos, torturados ni exiliados!