Los diputados brasileños bloquearon este miércoles la segunda denuncia por corrupción contra el presidente conservador Michel Temer, que ahora podría tener la vía despejada para proseguir con su programa de ajustes en la mayor economía de América Latina.
AFP
La jornada fue particularmente tensa para el mandatario, que tuvo que ser brevemente hospitalizado por una molestia urológica, aunque al anochecer recibió el alta y pudo retirarse a descansar.
“Estoy entero”, declaró Temer, de 77 años, al salir del Hospital del Ejército en Brasilia, en una frase que podría sintetizar su situación tanto física como política.
Temer fue acusado por la Fiscalía General de dirigir una “organización criminal” y de obstrucción a la justicia.
Pero los diputados decidieron frenar el caso, por 251 votos a favor y 233 en contra, con dos abstenciones.
Para autorizar a la corte suprema a examinar la denuncia, se requería el voto de dos tercios de la Cámara (342 de los 513 escaños). Para bloquearla, bastaban 172 votos.
El margen de la victoria es algo inferior a la que Temer obtuvo en agosto, cuando frenó una denuncia por corrupción pasiva por 263 votos contra 227.
– ¿Vía libre para más ajustes? –
Queda por ver si la relativa solidez de su base permitirá a Temer impulsar las impopulares reformas que reclama el mercado, empezando por la del sistema de jubilaciones, que requiere una mayoría cualificada de 308 votos por ser de carácter constitucional.
Una fuente gubernamental aseguró a la AFP que Temer espera aprobar la reforma de las jubilaciones este mismo año. “La reforma será menor de lo que hubiera sido [sin las denuncias], pero suficiente para dar sustento al bloqueo del techo de gastos. Será la gran obra de este gobierno”, subrayó.
Otra importante reforma, la del sistema tributario, quedaría para 2018.
La votación “demuestra la fuerza del gobierno. Enfrentamos a un gran conjunto de fuerzas que se unió para tratar de derrocar al presidente de la República. Todos han sido derrotados otra vez”, declaró a la AFP el diputado Carlos Marun, del oficialista PMDB.
El legislador Alessandro Molon, del partido Rede (izquierda), lamentó en cambio “un resultado muy malo para Brasil, porque la Cámara obstruyó a la justicia impidiendo que alguien, y nada menos que el presidente de la República, responda por los crímenes que cometió, y eso es gravísimo”.
Temer, que asumió el poder en 2016 tras el impeachment a la izquierdista Dilma Rousseff, tiene un apoyo de apenas 3% de la población y la identificación con sus proyectos puede comprometer la reelección de muchos de sus aliados en los comicios generales de octubre de 2018.
El mandatario fue acusado de liderar una “organización criminal” para expoliar al Estado, que habría recibido 587 millones de reales en sobornos (casi 190 millones de dólares al cambio actual).
La investigación forma parte de una gigantesca saga corrupta que ha salpicado a los principales partidos brasileños, de izquierda y derecha.
Su mandato se vio, pese a todo, apuntalado por un tímido repunte de la economía y una reducción de niveles récord de desempleo, después de dos años de profunda recesión.
El gobierno administró partidas presupuestarias y aprobó medidas polémicas, como un corte en las multas ambientales para las empresas, lo que llevó a diputados opositores como la comunista Jandira Feghali a denunciar que habían corrido “muchos millones” para agradar a la base aliada.
El diario O Estado de Sao Paulo evaluó este miércoles en 32.100 millones de reales (unos 10.000 millones de dólares) el costo de las dádivas otorgadas a diputados entre junio y octubre.