El régimen autocrático militarista agoniza frente a los más importantes organismos internacionales como Corte Penal Internacional, Organización de Estados Americanos, Unión Europea, MERCOSUR y, en especial, la asfixia de los Estados latinoamericanos que anclados en la Carta Democrática Interamericana no se cansan de recordarle a este régimen surgido de los golpes de Estado incompletos del 4F y del 27N que, por torpes e ineptos, creen que pueden seguir mancillando el gentilicio del venezolano. El cerco internacional muestra la capacidad de vigilancia y posibilidades de corrección del sistema político internacional frente a una tiranía como la de Maduro-Padrino.
El planteamiento acontecido en la ONU en su reunión de Jefes de Estado y Gobierno de América Latina con el Presidente de EE UU, termina por mostrar como el esfuerzo de las fuerzas democráticas de Venezuela, así como el martirio y heroísmo de los jóvenes venezolanos del siglo XXI, quedan patentizados en la decisión de la imposibilidad de mantener la dictadura cobarde y primitiva de un grupo de farsantes y torpes que confunden gobierno con tiranía, que desconocen las más elementales normas de la economía y que no entienden lo que significan la globalización, la híper-tecnología y sus impactos sobre la política.
La torpeza, cobardía y cinismo de este régimen se juntan para mostrar una estructura fascista-militarista que asquea al mundo, que ha sido llamado por una sociedad democrática para que en el ejercicio, influencia e impacto del sistema internacional se sumen como fuerzas para iniciar la transición política de una Venezuela vejada a una sociedad democrática dignificada. Este régimen está más que alertado. Está advertido y sobre todo tendrá que darse cuenta que después de todos los hechos valientes, decentes y hasta heroicos de los venezolanos, el hambre impuesta por ellos -por ladrones- les vencerá desgraciadamente en un proceso de explosión social.
La explosión social es responsabilidad de Maduro, de Padrino, del General Yuca, del General Mapuey y de todos los ladrones que con el negocio de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción creen que van a resolver el hambre de los venezolanos. Pues no será así, por cuanto el régimen no gobierna a los venezolanos porque ha crecido la desconfianza del venezolano con un liderazgo de oposición acomodaticio, que no termina de comprender el reclamo democrático de una sociedad asfixiada por la conducta del régimen y la complacencia de los políticos tradicionales.
El hambre generalizada, el desprecio exponencial y la indignación de hasta aquellos que en algún momento acompañaron la revolución bonita serán los sepultureros de este régimen nefasto, vergüenza para la historia social y política de los venezolanos que exige una nueva clase política. Una nueva clase política que comprenda que el centro, eje y razón de cualquier gobierno gira alrededor de las demandas del ciudadano, jamás de la dádiva, la cooptación, el ofrecimiento o el engaño vulgar de los rojos para condicionar conductas políticas.
El hambre exponencial -comer de la basura- es lo que terminará de dar el impulso final a las decisiones de los organismos internacionales y de los gobiernos demócratas interesados en ponerle coto a un socialismo a juro desvergonzado, que hoy muestra a una guarida de ladrones ricos por sus negociados. Los venezolanos no están llenos de rabia ni de ira, están llenos de desprecio hacia un grupo de rufianes que, sobre todo muy cobardemente, frente a cada crisis mayor toman decisiones absurdas frente a toda ciencia, distante a la magnitud de la crisis que vive la República.
Esto es así porque no son gobernantes, son mafias ahora acobardadas que tratan de iniciar una negociación para ver cómo se salvan después de tanto fracaso y del desprecio de millones de venezolanos que han visto frustradas sus posibilidades y consecución de metas frente al fracaso de un régimen como gobierno. Ese gobierno es despreciado por los hombres que lo dirigen, por la forma cómo lo hacen, por los resultados que amainan la fuerza de voluntad de los venezolanos que aún quieren vivir de manera decente y en democracia.
Es original,
Dr. José Machillanda
Director de CEPPRO
@JMachillandaP