Diana, una amante de la moda que cambió los códigos reales
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La princesa Diana de Gales sigue siendo, 20 años después de su muerte, un símbolo del buen vestir que revolucionó los códigos indumentarios de la familia real con la ayuda de grandes diseñadores, reseña AFP.
“Aprendió rápidamente a usar la moda como instrumento” para “transmitir mensajes y promover causas”, explicó a la AFP Libby Thompson, comisaria de la exposición “Diana: Her Fashion Story”, que puede verse en la que fue su residencia, el palacio londinense de Kensington.
Apodada “la tímida Di” antes de su boda con el príncipe Carlos, heredero del trono, en 1981, Diana salió de su caparazón al cobrar conciencia de que la ropa tenía un gran poder comunicativo.
“La princesa aprendió a conseguir que su vestuario dijera lo que ella no podía decir, y colaboró estrechamente con diseñadoras como Catherine Walker para cuidar su personalidad a través de la ropa”, estimó Sophie Goodwin, directora de moda de la revista Tatler, en declaraciones al diario The New York Times.
Diana dominaba el arte de llevar el vestido correcto en cada ocasión.
Al visitar hospitales, vestía con colores luminosos para parecer cálida y accesible y en sus visitas al extranjero usaba prendas inspiradas en los colores nacionales, como el vestido blanco con topos rojos que lució en Japón en 1986.
Eligió no llevar guantes, como hacía y sigue haciendo su suegra, la reina Isabel II, “porque le gustaba entablar contacto con la gente”, explicó Lynn.
Las fotos de la princesa estrechando la mano a unos enfermos de sida en 1987 ayudaron a acabar con ciertos mitos que rodeaban a la enfermedad, como el del contagio por el mínimo contacto.
La mujer más fotografiada de su tiempo entendió las reglas del vestir de la realeza, pero no temía forzar sus límites.
Así, usó vestidos negros de noche -un color que la Casa Real reserva para los momentos de duelo- y fue la primera en llevar pantalones en un acto vespertino.
– Atrevimiento –
Diana ayudó además a modernizar el vestuario de la realeza, con vestidos que causaron una honda impresión, como el de terciopelo azul que usó en una cena en la Casa Blanca en 1985.
Con este vestido, Diana bailó con el actor estadounidense John Travolta la canción “You Should Be Dancing”, de la película “Saturday Night Fever”, que él protagonizó.
Apodado “el vestido Travolta”, tiene su propia página en Wikipedia y fue vendido por 240.000 libras (318.000 dólares, 268.000 euros) en una subasta en 2013.
Después de divorciarse del príncipe Carlos en 1996, Diana volvió a cambiar de estilo, renunciando a los diseñadores británicos a los que había dado la prioridad en favor de casas de moda internacionales como Dior, Lacroix o Chanel, y empezó a usar vestidos más atrevidos, más escotados y por encima de la rodilla.
“Durante muchos años, la princesa de Gales fue la gran y única obsesión del mundo de la moda y la adalid del glamour como lo conocemos”, escribió Sarah Mower en el diario Daily Mail.
Su estilo fue muy imitado y todavía inspira a los diseñadores. Así, la marca ASOS lanzó en 2016 una colección basada en su estilo informal.
En la era de las redes sociales, la princesa sigue vigente, y la cuenta Princess Diana Forever de Instagram, que tiene 160.000 seguidores, publica diariamente una foto suya con diferentes modelos, dándola a conocer a las nuevas generaciones.