Leopoldo López no está en su casa, está en el país, por @ArmandoMartini

Leopoldo López no está en su casa, está en el país, por @ArmandoMartini

Armando Martini Pietri @ArmandoMartini
Armando Martini Pietri @ArmandoMartini

Importante, lleno de rumores y especulaciones lo sucedido este pasado sábado, cuando Venezuela despertó con la noticia de que al preso político más emblemático, sometido a tratos viles, inhumanos, crueles y vejatorios que inclusive alcanzaron su familia, le cambiaron sorpresivamente la cárcel militar por prisión en su casa.

¿Cómo fue eso?, se preguntan muchos, ¿cómo será ahora? Cada día -los de esta semana- se preguntarán más.

Preso desde 2014 y condenado -falsamente, según declaraciones que hiciera el Fiscal responsable del caso que huyó solicitando asilo en los Estados Unidos- a casi 14 años de prisión por instigación a la violencia, entre otros delitos graves, fue trasladado esta madrugada y puesto bajo arresto domiciliario. No suena lógico ni queda claro, otorgarle este beneficio a un apátrida asesino, monstruo de Ramo Verde como lo han marcado los secuaces del régimen. ¿O hay otras razones más allá de lo dicho, comentado y presumido?





Siempre resulta saludable la lectura entre líneas. ¿La medida sustitutiva es desesperada? Algunos la califican de victoria popular y otros de claudicación del régimen. Almagro asevera que es el “primer paso”. Un paso que estremece lo político y social de una sociedad convulsionada repleta de expectativas. Que personeros oficialistas extremistas traten de justificarla disimulando y haciendo malabarismos, como, por ejemplo, manifestando que la altura política y valentía de estratega de Maduro es infinita; que en nada significa que dejó de ser culpable; o que ahora será su esposa la que tendrá que cuidarlo y asistirlo con la comida todos los días, dando a entender de la manera más estúpida, que si algo le sucede será por culpa de sus familiares. Esto demuestra que Leopoldo López encarcelado les pesa mucho, es una de las cartas valiosas del oficialismo en una eventual negociación.

Considerar que el régimen se apiadó por razones humanitarias, además de subestimarlo es no comprender la realidad de lo que estamos viviendo. Pensar que es consecuencia de que lo hayan quebrado, es dudoso, y que la calle se desarticulará, es no entender y, peor aún, desconocer que la protesta ya no tiene dueño, tiene vocero pero no propietario. Es orgánica, está viva, no dejará la calle. Aunque esa es entre otras, la intención de la medida.

El régimen muestra y pone sobre la mesa una de sus mejores cartas para intentar un nuevo dialogo. Capriles hace días se adelantó, manifestando la conveniencia de dialogar. Es de suponer que lo hizo a nombre de sectores convencidos de que es lo adecuado. Luis Almagro, saluda la liberación de López como oportunidad de reconciliación y salida democrática, no deslegitima la medida y dejando vislumbrar que no es contraria a la voluntad de Leopoldo.

La nueva jugada posible que tiene el madurismo es precisamente, la célebre, indecorosa e impolítica convocatoria constituyente, el zaperoco que se le ha formado es gigantesco. La política es cruel, nada es gratis, y su interrupción, diferimiento o renuncia será muy costosa, y quién sabe si hasta el plebiscito se suspenda. Un acto con fallas de organización inevitables por la premura, que se ha transformado en un episodio de desobediencia civil de impredecibles consecuencias en todos los niveles sociales, la comunidad internacional y más importante, en lo recóndito de la Fuerza Armada, no es decisión sencilla desconvocarlo.

La sentencia del TSJ significa muchas cosas, presión desde lo profundo del régimen y países amigos que no encuentran como defender lo indefendible, ruptura con la posición de Cabello y extremistas, que se jactaban de que el “Monstruo de Ramo Verde” se pudriría en la cárcel; y, por supuesto, no hay que olvidar a la Fiscal, que ha dividido al chavismo y madurismo, y pronto recibirá noticias del tribunal con respeto a su destitución. Por ahora, Maduro ha insistido, reiterado, que lo de López no fue asunto suyo sino responsabilidad del Ministerio Publico, lo dijo varias veces.

Leopoldo ha demostrado que no es hombre de venderse, pensar lo contrario es pecar de inocentes. Podrá estar afectado, pero entregarse al régimen y aceptar negociar de forma oscura es poco probable. En el peor de los casos, para los incrédulos, Leopoldo no tiene el poder de parar la protesta ni que salga en cadena nacional rindiéndose.

¿Y ahora? Pareciera que la mesa está servida para una negociación con interlocutores de prestigio nacional e internacional. El oficialismo anhela con locura dialogar, ganar tiempo y oxigeno. La situación interna, económica, social, militar e internacional está en niveles críticos, desesperados. La transición a un nuevo gobierno es la única opción, no hay otra negociación posible y ellos lo perciben, lo saben.

Si esta situación no logra superarse, iremos directo hacia la ANC y nadie nos salvará del comunismo castrista, seremos un apéndice de Cuba. Por esa razón hay que seguir adelante, que nada nos distraiga, con pie de plomo, cabeza fresca, y que los dirigentes guarden sus intereses y egos para después.

No por último menos significativo, hay que alegrarse -y mucho- que un venezolano, preso por pensar diferente, pueda abrazar a sus hijos, estar al lado de su esposa y familia. No puede interpretarse como claudicar, olvidar o traicionar la causa de tantos otros que siguen tras las rejas. No salió, lo sacaron. Hay que continuar luchando sin descanso para que los innumerables presos y exiliados regresen a la libertad.

Pero de que vienen cosas, vienen.

@ArmandoMartini