Miles de manifestantes protestaron en diversas capitales de Brasil, aunque en menor número que en otras convocatorias, para pedir la renuncia del presidente del país, Michel Temer, acorralado por un escándalo de corrupción, y solicitar la convocatoria de elecciones directas.
Las marchas fueron convocadas por movimientos de izquierda y sindicatos y congregaron menos personas de lo acostumbrado, incluso en Sao Paulo, la ciudad más poblada de Brasil y donde la insistente lluvia acabó desanimando a algunos manifestantes.
Cargados de paraguas y chubasqueros, miles de personas se reunieron frente al Museo de Arte Moderno de Sao Paulo (Masp) para gritar “Fora Temer”, un lema usado por la izquierda que ha ganado fuerza en los últimos días, cuando un empresario acusó al presidente de recibir sobornos e intentar comprar el silencio de un exdiputado preso.
En Río de Janeiro un grupo de personas marchó hasta la casa de Rodrigo Maia, presidente de la Cámara de los Diputados, y quien en función de su cargo tiene la potestad de aceptar o rechazar los pedidos de juicio político contra Temer.
La Cámara baja ya ha recibido alrededor de una decena de solicitudes para abrir el llamado “impeachment” contra el presidente brasileño, quien llegó al poder de manera efectiva el pasado 31 de agosto, precisamente tras la destitución en un juicio político de Dilma Rousseff.
Belo Horizonte, capital del estado de Minas Gerais (sureste de Brasil), reunió a miles de personas -50.000 según los organizadores- para presionar al presidente brasileño, mientras que en Brasilia, la capital del país, unas 300 personas se congregaron en una de las principales vías de la ciudad.
En la hoja de ruta de las manifestaciones de este domingo también está la convocatoria de elecciones directas si Temer renuncia, como pide la oposición, o es destituido.
En ese hipotético caso, la Constitución brasileña prevé actualmente que el Congreso designe en una elección indirecta a su sucesor, quien gobernaría entonces hasta el 1 de enero de 2019, cuando asumiría el ganador de los comicios del año próximo.
El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, imputado en cinco causas penales, aseguró la víspera que estará en la “trinchera” para presionar por la salida de Temer, quien se ha aferrado al poder y ha reiterado que no dejará el cargo.
Temer ha negado cualquier tipo de acto ilícito y ha subrayado que la grabación publicada por el empresario Joesley Batista, dueño del gigante cárnico JBS, y que recoge un diálogo entre ambos en su residencia oficial es “fraudulenta” y fue “manipulada”.
El jefe de Estado pidió al Supremo que suspenda la investigación abierta en su contra por los supuestos delitos de corrupción y obstrucción a la justicia y la máxima corte analizará la solicitud el próximo miércoles. EFE