Fraude Constituyente y cuenta regresiva, por Oscar Arnal

Fraude Constituyente y cuenta regresiva, por Oscar Arnal

thumbnailOscarArnalLa Constitución de 1961 ha sido la de más larga duración en nuestra historia. Fue como debe ser una Constitución, un verdadero pacto social: la izquierda, el centro y la derecha la refrendaron. Reflejó el espíritu de unidad del 23 de enero, que acabó con la dictadura de Pérez Jiménez.

La Constituyente originaria está siendo convocada sin consultar al pueblo como lo establece la Constitución vigente y al menos la mitad de los diputados a elegirse provendrán de la propia base oficialista, lo que también viola la Carta Magna. De cualquier manera, la propia ley de leyes le da todo el poder para refundar y transformar el Estado, y presentar una nueva Constitución. Sus poderes por ser originaria son ilimitados, no está subordinada a nada ni a nadie, y todos los órganos del Estado le deben obedecer.

Lo definitivo, es que la estrategia gubernamental está al descubierto. La Constituyente busca cercenar toda elección pendiente o por venir. Pretende la perpetuación autocrática en el poder. La historia de José Tadeo Monagas, Juan Vicente Gómez y Pérez Jiménez, entre otros, se repite. Con el añadido de que si se llega a instalar dicha Constituyente las fuerzas internas decantarán en la copia de la Constitución socialista de Cuba. Si fuera verdad que solo quieren cambiar unos artículos como dicen algunos voceros, les bastaría con invocar una enmienda o una reforma.





A la alternativa democrática no le están dejando ninguna salida. Han metido preso a líderes fundamentales empezando por López y Ledezma. Han inhabilitado nada menos que a Capriles, Guarulla y María Corina. Se robaron el revocatorio, no hicieron las elecciones de gobernadores, desconocieron la Asamblea Nacional, le quitaron la inmunidad a los diputados electos, han detenido a cerca de dos mil personas por ejercer el derecho a manifestar juzgando a decenas en tribunales militares, han asesinado a más de 40 personas en los últimos días. En Venezuela se vive una batalla campal. La tragedia está condimentada con una hiperinflación indetenible, hambruna y la escasez de alimentos y medicinas. Una situación insostenible y a punto de explotar. De donde menos se espera saltará la liebre. La oposición debe seguir en la calle, tiene que presionar. El gobierno o convoca a elecciones o se va por la puerta de atrás.
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