Hay quienes creen que la pobreza es un fenómeno asociado a los bajos ingresos, es decir, la gente es pobre porque no tiene dinero. Bajo esa concepción, los gobernantes mediocres se contentan con dar el pescado sin enseñar a pescar. A la larga, el pescado regalado no alcanza para tanta gente desprovista de caña y anzuelo.
Los líderes políticos modernos tienen el deber de comprender que la pobreza es un fenómeno que está relacionado con la incapacidad sistémica de acceder a servicios públicos de forma constante y satisfactoria, en otras palabras, puede que se gane mucho dinero, pero si no se tiene servicios educativos, sanitarios y de seguridad personal, la vida no es digna, ni prospera. De hecho, en realidad deberíamos hablar de “pobrezas”, en plural, para subrayar que son distintas modalidades, intensidades y particularidades las que sufren los ciudadanos humildes.
Los requerimientos del campesino son distintos al del obrero en la ciudad, ambos puede que estén estadísticamente considerados pobres en términos de ingreso, pero su situación particular cambia, mejora o desmejora de acuerdo a la eficacia de las políticas públicas cuya aplicación dependerá tanto de niveles distintos de gobierno como de la organización ciudadana que formule demandas a las autoridades.
Teniendo eso en mente, los ciudadanos deben propender a ser más exigentes con los políticos que eligen para ejercer cargos públicos. Si miramos con ojo crítico las gestiones municipales y al gobierno regional en Carabobo encontraremos mucha improvisación a la hora de desempeñarse, parece que importa más pintar una cancha, hacer murales, sembrar flores en las calles, antes que hacer auténtica política pública dirigida a reducir nuestros alarmantes índices de pobreza.
Si uso como ejemplo el municipio Libertador podría demostrar esta conducta gubernamental con solo decir que el 90% de la inversión municipal se dirige a ornato público, siendo el mismo municipio que tiene los índices de enfermedades respiratorias más altas del Estado y en su ambulatorio no hay ni un tensiómetro. Esto nos hace pobres a todos, porque, repito, la pobreza no tiene que ver con el dinero que podamos tener en el bolsillo sino con los servicios a los cuales podamos tener acceso. Gran parte de este municipio tiene aguas negras desbordadas y muchas otras comunidades simplemente no tienen cloacas, sin embargo, de vez en cuando, la Alcaldía de Libertador organiza Bailoterapias y Caminatas 2K para lograr unos cuantos “likes” en Instagram y Facebook.
Lo peor de este cuadro patológico es que el control y la presión sobre muchos medios de comunicación terminan por convertir en “noticia” la obra del ornato, bailoterapias y caminatas ignorando las “no-noticias” como que la salud pública está en franco desmantelamiento, que hay escuelas públicas que se cerraron y otras que están en paro técnico, que el transporte público está en la indigencia y que la delincuencia se llevó por los cachos a la Policía Municipal recientemente fundada. A mis estudiantes en la Escuela de Estudios Políticos de la UC, para levantarles el ánimo frente a su incierto futuro profesional, les digo con frecuencia que un mal médico puede que mate a una persona pero una mala política puede matar pueblos enteros. Es una lástima que siempre tenga que colocar como ejemplo de mala política y mal político al alcalde Juan Perozo.
Julio Castellanos / @rockypolitica / [email protected]