Gustavo Romero Umlauff: China, su sofisticada diplomacia y los negocios de Trump

Gustavo Romero Umlauff: China, su sofisticada diplomacia y los negocios de Trump

No obstante que durante su campaña electoral para llegar a la presidencia de los Estados Unidos de Norteamérica, Donald Trump no se contenía en sus persistentes ataques a las políticas de China y no dominaba su lengua para lanzar sus críticas contra el status de provincia separatista que Pekín le daba a Taiwán, en recientes declaraciones el, ahora, presidente viene a defender la política de “una sola China” girando totalmente en su, antes, inflexible discurso detractor.

En verdad que ya no debería estar llamándonos la atención de los abruptos de Trump, pero este inesperado cambio se debería a los sofisticadísimos ajetreos diplomáticos chinos y a su calculada aproximación con la familia y negocios del presidente norteamericano más que a las coincidencias a las políticas generales de la Casa Blanca.

Así, por ejemplo, el embajador de aquella nación contactó apresuradamente con la lugarteniente del clan familiar, su hija Ivanka, para que apareciera públicamente en la sede de aquella Embajada en Washignton a propósito de las festividades del Año Nuevo chino, así como la asistencia de otra hija del presidente, Tiffany, a actividades de la moda del país asiático en Nueva York; mientras que el esposo de la sucesora de Trump, Jared Kushner, permanecía directamente comunicado con sus socios en dicho país.

Claro está que el complejo engranaje de la diplomacia china viene aparejado con las severas políticas del Buró del Partido Comunista que exige a sus empresarios privados colaborar en cuestiones que consideran de interés nacional; de manera que no debería extrañarnos que el multimillonario chino, Jack Ma, fundador y Presidente Ejecutivo de Alibaba Group -una exitosísima compañía de negocios de Internet- se reuniera con el propio Trump ofreciéndole crear un millón de plazas de trabajo en las tierras del Tío Sam. Un modesto asomo de que su promesa electoral podría acercarse a las metas.

Los negocios de Trump en China también se han visto favorecidos en torno a la “rápida” conclusión de una serie de tropiezos judiciales sobre patentes. No es novedad revelar que los brazos del Partido Comunista llegan hasta los jueces y tribunales de esa nación y que sus desempeños, muchas veces, responden a las necesidades e imposiciones de sus altos jerarcas.

Aquellos “actos de buena voluntad” provenientes de estos enrevesados sistemas de diplomacia, pueden tener más beneficios propios que serlos en provecho de intereses nacionales.

Con ello parece haberse neutralizado –por ahora- las confrontaciones con Estados Unidos y aprovechar las ventajas de un clima hostil y de protestas ciudadanas contra la figura del presidente Trump. En este punto, la incertidumbre aún se cierne sobre las relaciones, pero las ganancias parecen mucho más próxima al Gran Dragón asiático que al propio Tío Sam.

 

gustavoromeroumlauff@gmail.com

@GRomeroUmlauff

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