El tema del diálogo ha sido parte de la discusión general en Venezuela. Ningún demócrata puede ser enemigo del dialogo, por ser una forma civilizada de afrontar cualquier tipo de crisis. Hasta en la vida familiar la conversación, el consejo oportuno a hijos, los conflictos de pareja, entre parientes; los juicios, países en conflicto o guerras tienen en la diplomacia la esperanza de una salida, siempre que la buena fe las partes encontradas sea colocada con toda sinceridad.
Por José Luis Pirela
La MUD expresó: si el Papa Francisco envía una representación, estamos dispuestos a sentarnos con el Gobierno. El Pontífice del Vaticano en conjunción con los prelados venezolanos, jugaron a buscar salidas democráticas, pacificas y constitucionales.
La mesa de diálogo produjo como resultado algunos acuerdos; estos fueron irrespetados e incumplidos por el Gobierno. Eso se tradujo en una frustración para las mayorías nacionales, acrecentó el escepticismo y la desconfianza den los políticos. El presidente Nicolás Maduro esta dogmáticamente sumiso a los dictámenes de Raúl Castro, este juega al caos, el espionaje y otros métodos oscuros para obstaculizar cualquier formula de negociación entre los sectores en pugna en Venezuela.
Los cubanos actúan de manera utilitaria, 45 mil barriles de petróleo diarios, pago a 15 mil funcionarios civiles, representan para ellos más de 100 millones de $ mensuales. En un país de normalidad los agentes de Castro en Venezuela dejan de ser necesarios, con lo cual saldrían del juego, en esta relación chula o chupa sangre. Por esta razón y otras el gobierno de Maduro ni cumplió, ni cumplirá ningún acuerdo con la oposición.
¿Se vacilaron al Papa Francisco? Si, y a todos los que de buena fe han querido buscar una salida pacifica en el suelo de Bolívar. La Cúpula Roja llego muy lejos en el juego a la viveza, por lo cual hoy ningún sector serio de la comunidad internacional les cree nada ni que se le arrodillen.
Esta crisis profundizada en el tiempo y sus males tiene al Cogollo Rojo metido en una fuerte tormenta que sacude a toda la nación, con escasez acrecentada y un discurso oficial agotado. Vuelven las voces oficialistas a plantear el diálogo. Todos sabemos que es una emboscada con propósitos de estirar el chicle, pero de consecuencias peligrosas para un cambio en Venezuela.
La pretensión de estos apátridas que nos gobiernan es neutralizar las iniciativas internacionales en favor de la democracia en Venezuela. Están aislados en el mundo, la disminución de la chequera petrolera no les permite controlar la correlación de ningún organismo internacional.
En las condiciones presentes, sentarse a dialogar es caminar al matadero de una emboscada para profundizar la desesperanza. Los venezolanos en medio de este sufrimiento nos corresponde hacer como las águilas que mueven las alas con más fuerza en la tempestad y mantener encendida la llama de la esperanza.