En Venezuela lamentablemente tanto interna así como mundialmente somos punto de referencia de cifras negativas y de todo cuanto no debe hacerse en una sociedad democrática. A diario las estadísticas rojas hablan por sí mismas, y no precisamente por ser el color de una ideología o parcialidad política, sino por los niveles extremos en materia de inseguridad, de corrupción, de hambre, de inflación y de miseria en la que nos han inmerso.
Actualmente el 81% de la población venezolana está en condición de pobreza, mientras que 3 millones de coterráneos comen de la basura, y 9 millones de personas sólo pueden hacen una sóla comida al día, carente en muchos casos de los nutrientes requeridos para una sana alimentación. No obstante, más del 70% de la población ha bajado de peso de manera alarmante, afectando principalmente a los niños y ancianos, quienes debido a la desnutrición que padecen, son víctimas de enfermedades y hasta la muerte.
Cada día las colas son más largas y la desesperación del pueblo por la ausencia y la escasez de los alimentos no cesa, porque el 70% de los productos de la llamada cesta básica desaparecieron de los anaqueles, y los que se están importando con dólares preferenciales, son vendidos prácticamente a precio de dólar paralelo, lo que trae como consecuencia que el 70% de los venezolanos no tengan acceso a los mismos.
Y ni hablar de las medicinas, escasas en un 85% a nivel nacional, lo que sin lugar a dudas aumenta el riesgo a enfermarse con mayor regularidad, y lo que es peor, nuestros pacientes crónicos están a la buena de Dios, porque es cuesta arriba para cualquier mortal el acceso a cualquier medicamento, porque la respuesta inmediata en las farmacias es “No hay, no insista”.
Entonces frente a esta realidad y a esta crisis humanitaria indiscutible, más no aceptada por el gobierno nacional, aumentan sin piedad alguna, las cifras de “muerte lenta” en Venezuela, porque si nos niegan los alimentos, los medicamentos, la prestación de servicios hospitalarios y el derecho a una calidad de vida promedio, nos están llevando a las catacumbas de la indiferencia y de la desidia, lo que trae como consecuencia el desvanecimiento de una sociedad que muere de mengua.
Lo que nos queda a los venezolanos es exigir al Consejo Nacional Electoral, la celebración de las elecciones a gobernadores, alcaldes y consejos legislativos este año, para ir con fuerzas al cambio de este modelo político que nos condujo a la involución, y de ser punto de referencia de lo bueno y de lo posible, hoy somos señalados como uno de los países con más pobreza y con más irregularidades en todos los sentidos.
@cleverlaraad